Los últimos datos son incluso inferiores a la hipótesis «baja» de la ONU
Aunque las estimaciones demográficas lo ignoraban, también en el África subsahariana está disminuyendo de modo significativo la fecundidad. Los datos más recientes muestran que las tasas de fecundidad en esa región son inferiores a las proyecciones que hace la ONU, incluso en su hipótesis «baja». La caída se atribuye más a los cambios sociales que a la anticoncepción, poco difundida en la región.
Hasta ahora se decía que el África subsahariana era un excepción dentro de la baja generalizada de la fecundidad propia de la llamada «transición demográfica». Con una media para el continente de 5,8 hijos por mujer y 6,5 en África central y occidental, quedaba muy por encima del 3,8 del conjunto de países en desarrollo. A partir de esos datos, se daban unas cifras de crecimiento de la población más o menos elevadas según se tomasen las hipótesis alta, media o baja de las estimaciones de la ONU, pero alarmantes en cualquier caso.
Las proyecciones han demostrado una vez más su falibilidad. Así lo refleja un informe del Centro francés de estudios sobre la población y el desarrollo (CEPED), del que se hace eco el diario Le Monde (15-IX-95). De 22 países del África subsahariana sobre los que se dispone de datos recientes, 13 tienen tasas de fecundidad inferiores a lo que preveían las proyecciones de la ONU incluso en su hipótesis «baja». En diez años la fecundidad ha disminuido en un hijo por mujer, y en algunos lugares, dos. Si antes los países donde bajaba la fecundidad eran la excepción, ahora no hay duda de la tendencia, asegura el CEPED.
En la baja de la fecundidad han influido sobre todo los cambios sociales. La anticoncepción tiene un alcance limitado, ya que incluso en las ciudades las usuarias no pasan del 20% en la mayor parte de estos países. Más decisivo ha sido el aumento de los años de escolaridad, que hace que las mujeres se casen más tarde y, por lo tanto, se retrase la llegada del primer hijo. La crisis económica, con el riesgo de paro, también ha contribuido a que los hombres se casen con más edad y a que los matrimonios se planteen un mayor intervalo entre los nacimientos. Si además se consiguiera reducir la mortalidad infantil, que en bastantes de estos países es casi de uno por cada diez nacidos, las familias acabarían teniendo el mismo número de hijos con menos embarazos.
La baja de la fecundidad va a frenar el crecimiento de la población de modo sensible, pues las parejas de las nuevas generaciones, que tienen menos hijos, son mucho más numerosas que las de sus padres. En cualquier caso, concluye Le Monde, «se puede pensar que la población del África subsahariana no alcanzará, dentro de treinta años, las cifras de las proyecciones actuales más corrientes, es de-cir, la hipótesis ‘media’ de la ONU».