Fotograma del documental El proxeneta, de Mabel Lozano
Al visitante que transite por la calle Montera, en el centro de Madrid, le resultará cuando menos peculiar ver que, a escasos metros de una comisaría policial, se pasean mujeres que ofrecen sus “servicios sexuales” a los transeúntes. Extraña que, a tan poca distancia de una institución que vela por la seguridad y la libertad de los ciudadanos, haya personas cuya libertad y seguridad estén gravemente coartadas como consecuencia de su modo de ganarse la vida.
La alegalidad de la prostitución en España –ni se regula ni se penaliza– favorece escenas como la descrita, de mujeres en apariencia “libres” para hacer con su cuerpo lo que deseen, pero que mal disfrazan el fenómeno de la ex…
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