El director de Diamante de sangre y Tiempos de gloria cuenta la historia real de tres hermanos judíos que escapan de Polonia tras la ocupación alemana y se adentran en los bosques de Bielorrusia. Allí se ocultan en compañía de otros muchos judíos que huyen de los crímenes de los nazis y de los colaboracionistas. Seguiremos sus azarosas peripecias marcadas por la tensión y una compleja relación con los partisanos rusos.
La película tiene un intenso sabor clásico y cuenta con unas excelentes interpretaciones. Entre ellas destaca la de Daniel (Bond) Craig, que soporta muy bien el notable peso dramático de un argumento basado en el libro de la historiadora judía Nechama Tec.
Se trata de una historia de dilemas que describe muy bien las diferentes actitudes ante situaciones límite, esas que sacan a relucir lo mejor y lo peor de las personas que las padecen. En la película se reduce intencionadamente el peso del componente puramente bélico -que lo hay- en beneficio de las relaciones entre los personajes, con unos diálogos muy bien escritos. La fotografía, la música y el montaje los firman tres primeros espadas: Eduardo Serra (La joven de la perla), James Newton Howard (El caballero oscuro) y Steven Rosenblum (Braveheart). Una de esas películas con una temática tan trillada que puede poner al espectador a la defensiva, pero que sabe sorprender, contando algo relativamente distinto a lo habitual.
