Holanda, un país abierto a los inmigrantes, con una integración problemática

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La experiencia de un país acogedor con la inmigración
Amsterdam. En el debate sobre la integración de los inmigrantes en Europa, es interesante la experiencia de Holanda, un país abierto, con un 17% de extranjeros y fuertes comunidades musulmanas. Una comisión parlamentaria ha revisado los resultados de 30 años de política de acogida. El informe concluye que la mayoría de los inmigrantes se ha integrado bien, pero el dictamen ha sido criticado por su excesivo optimismo.

Con el ascenso político y posterior asesinato de Pim Fortuyn en mayo de 2002, la inmigración se convirtió en tema candente en el debate electoral holandés. Este político supo hablar de problemas que hasta entonces habían sido tabú en Holanda. Fortuyn, como los populistas de otros países, escogió temas políticamente incorrectos hasta entonces: la criminalidad causada por bandas de jóvenes de minorías étnicas, el descontrol en la admisión de inmigrantes y manifestaciones de fundamentalismo islámico. Los demás políticos no tuvieron más remedio que afrontar el descontento social que había detectado Fortuyn, y comenzó a reconocerse como problema lo que realmente lo era.

Un país abierto

La inmigración ha sido un fenómeno continuo en los Países Bajos desde el siglo XVI, favorecida por una postura gubernamental abierta. En las últimas décadas, la afluencia de inmigrantes y refugiados políticos, estimulada por esta tolerancia y por las prestaciones del Estado de Bienestar, ha ido aumentando la población de un país de alta densidad. La idea de que los inmigrantes eran trabajadores temporales que volverían después a sus países se disipó cuando en lugar de retornar trajeron a sus familias.

Actualmente, los extranjeros son el 17% de la población total (16,15 millones). De ellos, casi la mitad, en torno a un 8%, son extracomunitarios (sobre todo turcos, marroquíes, antillanos, de Surinam e Indonesia).

Después del efecto Fortuyn, se organizó una investigación parlamentaria para revisar el proceso de integración durante los últimos 30 años y sentar las pautas para reformular la política de acogida. Ahora acaba de salir a la luz el informe de la Comisión Blok, formada por representantes de 5 partidos políticos. El resultado es un informe de 2.500 páginas que contiene 68 conclusiones y 27 recomendaciones. La Comisión concluye que «la integración de muchos inmigrantes está parcial o totalmente conseguida, gracias a ellos y a la sociedad que los acoge».

Informe parlamentario controvertido

La publicación del informe coincidió con un crimen escolar. Un alumno de Terra College, una escuela pública secundaria de Formación Profesional, mató al subdirector de su colegio con una pistola que había comprado por la calle. El supuesto asesino, de 16 años y de origen turco, era ya un alumno conflictivo. El optimismo y la falta de concreción del informe Blok, en contraste con la sacudida que causó el asesinato, ha llevado a que la recepción de la investigación haya sido absolutamente negativa. Los distintos partidos han calificado la conclusión de ingenua, y acusan a los miembros del comité de cerrar los ojos ante la realidad. Además consideran las recomendaciones vagas e inconexas.

Por ejemplo, el informe advierte que el 75% de los marroquíes en edad de casarse regresa a su país para buscar esposa. Un dato que casa mal con la conclusión de que están integrados, pues hay igual número de chicas que de chicos marroquíes viviendo en los Países Bajos. De hecho, los gobiernos de Marruecos y Turquía siguen la política de mantener y reforzar lazos con sus ciudadanos residentes en Holanda, lo que, en el caso de los marroquíes, no favorece la integración. El informe recomienda que el gobierno tome medidas para evitar que los holandeses extranjeros vean coartada su libertad por su país de origen.

El informe está escrito -critican otros parlamentarios- en el estilo políticamente correcto que caracterizó el debate en los últimos años. «La política de integración no ha fracasado, pero el debate sobre el tema carece de precisión», afirmaba Stef Blok en una reciente entrevista. «Mientras la sociedad discute sobre discriminación en un tono virulento, en la política apenas se discute. Los avances que han conseguido muchos emigrantes y su entorno son impresionantes. Hay una evolución esperanzadora, pero en otros terrenos las diferencias son llamativamente grandes. Con este informe los políticos están obligados a continuar el debate sobre la integración y señalar qué quieren hacer y qué resultados se buscan». Un logro interesante destacado en el informe es que las mujeres de todas las minorías étnicas han alcanzado el mismo nivel que los hombres.

Condiciones para el éxito de la integración

El informe de la Comisión Blok concluye que la integración de los inmigrantes se ha conseguido totalmente en muchos casos, y parcialmente en otros. Más que a las reglas del gobierno, el resultado se debe a la voluntad de la sociedad que acogía. El informe asegura que las condiciones para el éxito de la integración son el dominio del idioma, el respeto de normas y valores y la transmisión de reglas tácitas.

La Comisión advierte que la necesidad de aprender el neerlandés y de hacer cursos de inculturación ha sido descuidada en el pasado. Hoy se exige la realización de estos cursos que duran por lo general 600 horas y cuyo contenido es lengua, valores y normas, historia y leyes. Cada ayuntamiento organiza los cursos. Un ejemplo es el Plan Delta de Integración creado por el ayuntamiento de Rotterdam. El precio del curso es un dinero recuperable si los participantes lo hacen hasta el final. Hay prácticas en una empresa o institución, donde el recién llegado comprueba cómo funciona la sociedad holandesa. El ayuntamiento quiere dar un premio de 100 euros a quienes terminen el curso y entregar un diploma oficial en una ceremonia para acentuar la acogida del candidato en su nuevo país. En cambio, quien abandone el curso sufrirá el recorte de prestaciones sociales en el futuro.

Independientemente del informe Blok, está prevista una nueva ley de integración para el año 2005, y uno de los cambios es que estos cursos se hagan en el país de origen.

La nacionalidad se consigue después de cinco años de residencia y de estar integrado, con curso o sin él. El informe Blok recomienda que la ley que regula la integración defina de un modo más claro los derechos y deberes de los emigrantes. El problema es que las leyes de extranjería y asilo son tan complicadas que los trámites burocráticos se llevan con mucha lentitud. A veces sucede que se decide rechazar a extranjeros que llevaban varios años esperando sus papeles y que ya se habían establecido. En estos casos la sociedad reacciona en contra, considerando inhumano este proceder.

Las «escuelas negras»

La integración en la escuela es un punto clave en los problemas de la inmigración. El informe mantiene que el retraso escolar de alumnos extranjeros ha disminuido notablemente en los dos últimos decenios. El nivel de los padres y el dominio del neerlandés son los factores más determinantes del éxito escolar.

Un signo elocuente de las dificultades de la integración es el aumento de las llamadas «escuelas negras», como se denomina a aquellas donde el porcentaje de hijos de inmigrantes es superior al 70% (1). Los padres holandeses buscan para sus hijos colegios con mayoría nacional, donde piensan que el nivel académico será más alto y aprenderán mejor. El informe Blok concluye que el término «escuela negra» no dice nada sobre la calidad de la enseñanza. El porcentaje de alumnos extranjeros depende del barrio y de la elección de los padres, porque estos suelen llevar a sus hijos a los colegios más cercanos.

La Comisión apunta que la capacidad de elección de los inmigrantes puede verse limitada porque las escuelas confesionales -en virtud del artículo 23 de la Constitución, que regula la libertad de enseñanza- pueden dar preferencia a los niños de su religión, poniendo así trabas a los alumnos de otras creencias. Por eso afirma que hay que evitar que se formen «escuelas negras», ampliando la elección de los padres. Para favorecerlo, los ayuntamientos tienen que llegar a acuerdos con las escuelas.

Un enfoque que no todo el mundo comparte. Peter Gramberg, funcionario de la Asociación Nacional de Organizaciones Católicas de Enseñanza que se ha doctorado con una tesis sobre este tema, afirma: «No estoy de acuerdo en que el artículo 23 de la Constitución sirva de excusa para la segregación. Ninguna escuela confesional rechaza alumnos inmigrantes. Sólo algunas pequeñas escuelas judías y reformadas».

El color no condiciona la calidad

«Las llamadas escuelas negras no funcionan mal», asegura Gramberg. «Si la calidad de la enseñanza es buena, el color de los alumnos no importa. Y justo por ser escuelas homogéneas, con ayudas especiales, se puede definir mejor el método de enseñanza. En las grandes ciudades, es lógico que haya concentración de alumnos extranjeros, si el 60% de la población de un barrio lo es. La dispersión significaría traer a estas escuelas niños holandeses y eso me parece difícil de realizar».

En lo que sí está de acuerdo Gramberg con el informe Blok es en que la mayoría de los inmigrantes lo hace muy bien. «Muchos surinameses pertenecen ya a la clase media acomodada y gran parte de la minoría turca funciona bien. Los jóvenes antillanos causan más problemas en este momento. Sin embargo, querer buscar la integración a través de la enseñanza no es el camino».

La cuestión del velo islámico, que tanta polémica despierta en Francia, nunca ha sido problema en las escuelas holandesas. El informe Blok recomienda que sólo se prohíba en los casos en que su uso pueda ser inconveniente por razones funcionales.

Jos Clemens, 45 años, es profesor de una escuela del mismo tipo que Terra College, la del alumno que ha matado al subdirector. Tiene mil alumnos de 13 a 15 años en los módulos previos a la secundaria de Formación Profesional. El 70% de sus alumnos son extranjeros. Un 10% de los alumnos son responsables de pequeños actos delictivos. Según explica Clemens, «la mayoría son musulmanes. Su trasfondo cultural es intocable. Hacen como si fueran muy practicantes y su fe moviese su actuar cotidiano, pero no es verdad. El mayor problema que encuentro es la falta de sinceridad y la confusa idea de propiedad que tienen. Pero me gusta trabajar con ellos y mejorar por todos los medios sus capacidades».

Pero a Clemens le resulta difícil precisar si están integrados o no. «¿Qué es integración? ¿Tener pasaporte holandés? Aun con él, yo los encuentro muy diferentes de los alumnos holandeses en el modo de pensar. Me parecen un compartimiento ideológico cerrado, como cuando Holanda estaba dividida en bloques confesionales».

Carmen Montón____________________(1) Ver servicio 1/01 (10-I-2001), «La experiencia holandesa para lograr la integración en la escuela», por Carmen Montón.

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