La era del «narrowcasting», con múltiples canales para públicos heterogéneos
El mercado de productos para la televisión y el vídeo cambia poco a poco de la mano de las nuevas tecnologías, sobre todo la digitalización. La televisión de alta definición, de la que se lleva hablando desde principios de los 90, vuelve a relanzarse como gran avance en la calidad de la imagen. El desarrollo del DVD está suponiendo una revolución en la explotación de las películas, aunque amenazada por la amplitud de la piratería. Lenta pero inexorablemente vamos hacia una televisión temática, de audiencias fragmentadas.
Una buena antena para captar estos cambios es el MIPCOM (Mercado internacional de películas y programas para la televisión, el vídeo, el cable y los satélites) celebrado en Cannes. Así como el MIPTV (Mercado internacional de productos para la televisión) tiene lugar en primavera (cfr. servicio 60/03), el segundo se convoca en otoño y está dedicado fundamentalmente a aquellos programas que forman parte de lo que se ha denominado la «era del narrowcasting», dominada por un tipo de televisión que fragmenta la audiencia, aumenta considerablemente el número de canales y alcanza grados importantes de interactividad. En definitiva, la denominada «televisión de la abundancia», hecha posible por un conjunto de tecnologías, fundamentalmente la digitalización. Una televisión que gana adictos pero que todavía no crece con la rapidez esperada.
Crece el mercado
La creciente participación y el aumento del nivel de negocio en un 15% respecto a la pasada edición -según datos de los organizadores – hacen pensar que se está saliendo de la atonía. Un dato importante que contabilizar: el descenso de los precios en los diferentes formatos, que en algunos productos ha llegado hasta un 25%. La apertura de los países del este europeo y la tímida liberalización llevada a cabo en China, han hecho que estos mercados incrementen su volumen comercial. Son grandes consumidores televisivos, hambrientos de novedades y con ganas de abrirse al mundo exterior. En muchos de ellos, gracias al satélite, comienzan a llegar los canales temáticos, abriéndose un camino comercial hasta ahora inédito.
China supone un capítulo aparte, ya que es un gran comprador de productos y, al mismo tiempo, trata de introducir los suyos en los otros mercados. Produce fundamentalmente documentales, a la espera de poder conseguir fórmulas de ficción capaces de triunfar en el mercado occidental.
Esta edición del MIPCOM ha estado marcada por tres aspectos relacionados con las tecnologías. El relanzamiento de la alta definición, un sistema que durante años ha luchado por imponerse; la revolución que ha supuesto para la industria cinematográfica y, por consiguiente, para el mundo del audiovisual, el DVD; y, por último, el peligro de la piratería, capaz de reproducir un film antes del estreno mundial en el cine y lanzarlo por la red o distribuirlo en millones de copias.
La alta definición parece despegar
La alta definición trata de hacerse un hueco desde hace años. Gracias a su conexión con la digitalización, supone un avance técnico en la calidad de imagen y en pantallas de formato mayor que las actuales.
Hace diez años que los japoneses, con la NHK a la cabeza, no cesan de promover su sistema de alta definición (HDTV). Recientemente la NHK ha desarrollado proyectos de producción en alta definición con Canadá (Amerimage Spectra), con Estados Unidos (PBS y Discovery) y con la BBC. Discovery lanzó hace un año su Discovery HD Theater, un canal destinado a esta técnica que emite veinticuatro horas al día. Cadenas de cable y pago, como Bravo o HBO, reservan segmentos horarios importantes servidos con esta tecnología, como también hacen ya las grandes networks ABC, CBS, NBC y la mayoría de las cadenas por cable.
La realidad es que el MIPCOM ha servido de nuevo, esta vez con más impulso, al relanzamiento de este sistema que ofrece una definición de imagen sin igual, una calidad óptima de sonido, además de una larga vida si se lo compara con otros sistemas. Japón, Estados Unidos, Australia y Canadá figuran a la cabeza de aquellos países donde se habla de una seria implantación del sistema. En Europa la penetración es más lenta. Algunas compañías como la ZDF alemana y la BBC preparan ya sus catálogos con productos de alta gama. Pero hay que producir programas específicos para este formato.
El 1 de enero de 2004 comenzará sus emisiones EURO 1080, la primera cadena europea dedicada a la alta definición. Con sede en Bélgica, difundirá eventos especiales, en particular deportivos y musicales, que no necesitan ni doblaje ni sincronización.
El DVD revoluciona la industria del cine
La revolución que ha supuesto el DVD es cada día más patente. Nunca antes en el negocio de la electrónica un nuevo producto se había difundido con tal rapidez. Lanzado comercialmente en 1997, el DVD conmocionó la industria del vídeo, sobrepasando rápidamente a las ventas en el formato VHS, tanto en Europa como en los Estados Unidos. Hoy el DVD representa más del 40% de la actividad mundial de la industria del cine. En el año 2002 las ventas de DVD por parte de la industria cinematográfica norteamericana han sobrepasado los 10 millardos de dólares.
En junio de este año se contabilizaron 108 millones de hogares que poseen un lector de DVD en el mundo (sin contar a China), de los cuales 46 millones corresponden a Estados Unidos.
Esto no hubiera sido posible sin el tesón de Warren Lieberfarb, gracias al cual las industrias proveedoras de contenidos y las de tecnologías han llegado a un acuerdo para adoptar un estándar único. De este modo el DVD ha llegado a ser un producto de gran consumo y motor del conjunto de actividades del «home entertainment». Con ello Hollywood ha conseguido una nueva fuente de ingresos que se cifra en millardos de dólares, y sobre todo ha cambiado radicalmente la manera como se ve, se vende y se distribuyen las películas en el mundo.
Warren Lieberfarb había desembarcado en Warner Home Video en 1982, como vicepresidente. Dos años más tarde es el presidente de la compañía, que experimenta con él un crecimiento espectacular. En los años 90 inicia la investigación de una nueva tecnología capaz de luchar en igualdad de condiciones con la televisión temática y relanzar el mercado del vídeo, y que al mismo tiempo suponga una revolución en la calidad de imagen y de sonido. Pronto los diferentes grupos industriales de electrónica se lanzaron a una batalla en la que se enfrentan, por una parte, Toshiba y Warner contra Philips y Sony, por otra. Es el momento en el que Lieberfarb con sus dotes de mediación consigue algo tan difícil como poner de acuerdo a las industrias japonesas y europeas de electrónica con los grandes estudios de cine y televisión norteamericanos para adoptar un estándar único. Se evitaba así repetir la guerra que existió entre los sistemas de vídeo doméstico Beta y VHS, lo que sin duda retrasó la implantación del invento.
Alerta por la piratería audiovisual
Uno de los problemas que más preocupan en el mercado audiovisual es la piratería, que en el MIPCOM fue objeto de un serio análisis por parte de representantes de los sectores más afectados. Si esta piratería representa ya un serio peligro para la industria del cine, no lo será menor, a corto plazo, para el de la televisión, que ha comenzado a tomar conciencia de lo que se le avecina. Son ya muchos los gobiernos de diferentes países que se están movilizando contra este peligro. Las medidas que se están tomando y de las que se habló en Cannes tienen como objetivo perseguir todas las formas de piratería. Preocupa especialmente el «volcado» de películas a la red y las copias ilegales de películas, los DVD -en su mayoría copiados en serie en países del sudeste asiático- que son luego revendidos por todo el mundo.
La telerrealidad invade las parrillas
Dentro de los denominados formatos -las patentes de los programas-, que se venden según diversas modalidades, hay que destacar la proliferación de los programas de «telerrealidad». Este fenómeno televisivo ha inundado las pantallas de todo el mundo, de tal forma que ya se están catalogando los diferentes tipos de realities, según el público al que van destinados. Endemol, la empresa de matriz holandesa que adquirió Telefónica, se ha especializado en realities y cuenta ahora con filiales en más de veinte países de todo el mundo.
No parece que haya mucha imaginación en los realities. Son fórmulas light que buscan sobre todo al espectador con tiempo para el consumo televisivo, sin grandes pretensiones. Algunos de sus rasgos sobresalientes son su larga duración y su tiempo de permanencia en pantalla, sin olvidar su bajo coste. Explotan en su mayoría los intereses más burdos y sobre todo ese afán de curiosear en la vida de los demás. Lógicamente, todos tienen su truco interno, su provocador, sus técnicas de reconversión en caso de que la audiencia les dé la espalda.
Por ejemplo, en Wife Swap dos mujeres cambian de familia durante un periodo de tiempo. La cámara omnipresente sigue la adaptación de cada una a su «nueva familia». Con The Package, un formato de la televisión de Israel, una caja de grandes proporciones nos conduce a diversos hogares. En su interior el destinatario encuentra objetos que le ligan en el recuerdo a alguien. Así conocemos a una serie de personajes cuyas vidas se encadenan gracias al paquete viajero. The Block, un formato australiano, da la posibilidad a cuatro parejas para que durante doce semanas arreglen cada uno de los cuatro apartamentos que constituyen una casa. Todas cuentan con el mismo presupuesto, y al final cada piso se venderá en pública subasta. La pareja que consiga el piso mejor arreglado y alcance la mayor cotización será la ganadora. Los espectadores estarán durante doce interminables semanas viendo cómo pintan, instalan cañerías, compran cortinas y acondicionan cada una de las habitaciones. Claro que la mayoría de los productos que emplean, desde la pintura hasta los muebles, son adquiridos en tiendas que patrocinan la retransmisión.
No faltan otros realities con más «emoción». Un ejemplo es Spying Game, en el que los concursantes son antiguos miembros de servicios secretos -o por ellos se hacen pasar-, que deben llevar a cabo una misión no exenta de peligro. La «gracia» del concurso consiste en que estos espías no saben cuándo están siendo observados por las cámaras ni dónde están ubicadas, de manera que el espectador descubre su manera de actuar y sigue sus arriesgadas aventuras, que pasan por capturas y secuestros.
En definitiva, los realities, vecinos del docudrama y con aires de mutar cada año, se acercan cada vez más a la ficción televisiva.
El resurgir de los programas infantiles
El MIPCOM Junior ha devuelto la esperanza al sector infantil. Vuelven los programas dedicados a los más pequeños. Entre los productos presentados primaba la animación. Los nuevos sistemas tecnológicos han proporcionado a este tipo de programas rapidez en la producción y calidad en los productos. Por otra parte existe como una reacción contra el dibujo animado japonés, ese de escasa calidad fabricado en serie.
Sorprende sobre todo la estrategia de una de las grandes compañías norteamericanas, la Warner Brothers, que ha apostado por series de animación en dos vertientes: la clásica, con personajes populares (Scooby-Doo, Looney Tunes, Bugs Bunny y Correcaminos), y otra que sigue la estela de sus producciones para la gran pantalla: Batman (The Mistery of the Batwoman), X-Men Evolution, Justice League, con personajes como Superman y Batman, y sobre todo una versión animada de Star Wars, producida lógicamente por George Lucas y Rick McCallun: un dibujo moderno, muy estilizado, donde los personajes de la saga se reconocen inmediatamente. La serie ha tenido una venta mundial.
Dentro de la animación también caben formatos mixtos como el que bajo el nombre de Amazing History ha producido la RAI. La serie trata de atraer la atención de los niños sobre la historia, narrada con inteligencia y sentido del humor. Responde a una idea de Aldo Zapalla. Cada serie está dividida en dos partes: la primera abarca hasta la Edad Media, y la segunda desde esa época a nuestros días. La novedad consiste en la forma de divulgar estos hechos históricos. Un presentador divertido mantiene un diálogo con personajes de animación y da paso a representaciones escenificadas con personajes reales sobre esos hechos históricos. Cada entrega tiene una duración de quince minutos y los episodios están pensados para ser emitidos antes de los telediarios.
Vuelven los romanos
Los filones argumentales, en el caso de las obras de ficción televisiva, surgen de los estereotipos más curiosos. El estreno de Gladiator, la película de Ridley Scott, de la que ya se prepara la segunda parte, recuperó para el cine el mundo del imperio romano, un género que en los años cincuenta se conoció como «peplum». Si ya el año pasado la Lux Vide de Ettore Bernabei presentaba el primer capítulo de la saga Imperium, dedicado a Augusto, el MIPCOM sirvió para presentar el rodaje, que ha comenzado hace escasas semanas, de la segunda entrega, sobre Nerón. En total el proyecto cuenta con un presupuesto de 125 millones de euros y supone una de las más ambiciosas producciones europeas de ficción.
Por su parte la BBC ha preparado dos historias de una hora cada una -extraño metraje para un producto unitario- dedicadas a Pompeya (The Last Day), dirigidas por Peter Nicholson y en las que se narra la tragedia que sufrió la ciudad el 24 de agosto del año 79 a.C., al ser sepultada por la lava. La trama mezcla el escenario del imperio romano y el catastrofismo, con unos efectos especiales que tanto suelen gustar al público. La otra producción es Colosseum (Romes Arena of Death), una reconstrucción de la vida de los gladiadores.
Si bien los tiempos de esplendor de la BBC, paradigma de lo que debía ser una televisión pública, pasaron, la cadena estatal británica sigue apostando por la producción de programas de calidad, inspirándose casi siempre en su historia, su literatura o los personajes de ficción que esta genera. Este año le ha tocado el turno a Lord Byron, cuya excéntrica vida proporciona un material interesante para cualquier guionista y director. Encarna al héroe romántico el actor Jonny Lee Miller, a quien acompañan en el reparto Natasha Little y la veterana Vanesa Redgrave. El guión es obra de Nick Dear y la dirección corre a cargo de Julian Farino.
Producciones de calidad
Hallmark, productora que se distingue por la calidad de sus producciones y por su interés en sacar adelante productos familiares, ha presentado cuatro miniseries: Las minas del Rey Salomón, Frankenstein, Los Reagan -cuatro horas sobre la vida del ex presidente de los Estados Unidos- y una recreación de la vida de la Madre Teresa de Calcuta interpretada por Olivia Hussey.
Hay que señalar el auge de las telenovelas, un género que ha perdido su primigenia ingenuidad para convertirse en un clon de las soap operas americanas. Con todo, es un producto que se abre camino en países donde hasta ahora este género latino no había conseguido instalarse.
EL MIPCOM cumple su cometido y demuestra que esa televisión temática, de la abundancia, camina a paso lento pero inexorable para cambiar la televisión que ahora tenemos.
José Ángel Cortés Lahera