Análisis
La OCDE ha publicado su informe anual Education at a Glance (2002), donde compara los sistemas de enseñanza de los países miembros, a través de varios indicadores. Esta edición incluye los resultados del Programme for International Student Assessment (PISA), creado para comparar el rendimiento de los estudiantes en lectura, matemáticas y ciencias. Un año más, la radiografía del sistema español no es tranquilizadora. Pero lo es menos que el debate sobre la calidad de enseñanza siga tan ajeno a los datos.
Uno de los indicadores más importantes del estudio de la OCDE es la comprensión lectora de los estudiantes de 15 años. El análisis del PISA va más allá de la simple comprensión literal de un texto, ya que mide en tres apartados la capacidad de los estudiantes de comprender, reflexionar y utilizar un texto escrito. Los resultados del último PISA -publicado en 2001- no se actualizarán hasta 2003.
Vale la pena observar las diferencias en comprensión lectora, matemáticas y cultura científica entre los colegios de un mismo país. El informe señala que las diferencias dependen de la cultura familiar de los estudiantes, la gestión pública o privada, si el colegio es urbano o rural, la calidad del profesorado, el programa escolar y la selección de alumnos. Al parecer, ningún factor es decisivo, pero el informe atribuye un peso «significativo» a la selección de alumnos (aunque no en todos los países).
El informe distingue tres tipos: los países que no hacen selección y dan a todos los alumnos la misma educación; los países que distribuyen a los alumnos por niveles de conocimientos (sea dentro de cada escuela, sea por escuelas); y los países que combinan ambos tipos. En teoría, cuanto mejor sea la selección más diferencias habrá entre las escuelas.
Por debajo de la media
Los resultados están expresados de manera muy compleja (porcentaje de las variaciones entre las escuelas de un mismo país en relación con la variación media de los países de la OCDE). Los casos más extraños son Finlandia, Islandia, Suecia, Corea y España. Apenas hay diferencias en los resultados de comprensión lectora entre los diferentes colegios de cada país. Es decir, los sistemas educativos de esos países garantizan un nivel similar de rendimiento con independencia del colegio donde estudien los alumnos.
Finlandia lo puede tener a gala, pues el 50% de los estudiantes tienen niveles 4 y 5 de comprensión lectora, y menos del 7%, los niveles 0 y 1 (que equivalen a no entender lo que se lee). Los demás países también tienen buenos resultados; en cambio, en España solo el 25% consigue los niveles 4 y 5, y el 16% no entiende lo que lee. El informe insiste en que influyen muchos factores, pero la clave del caso español, dice, es la titularidad pública o privada: los colegios públicos consiguen peores resultados.
Cuando salieron los primeros resultados del PISA, España quedó por debajo de la media de la OCDE en los tres indicadores: comprensión lectora, cultura matemática y cultura científica. Se dijo entonces, y se ha vuelto a repetir tras la publicación del informe, que el gasto español en educación es insuficiente. En efecto, España gasta menos por alumno que la media internacional. También es cierto que el gasto ha aumentado un 20% entre 1995 y 1999, mucho más que la renta per cápita. Y, también, que la subida hubiera sido menor si no se hubiera reducido el número de alumnos más de un 9% en primaria y secundaria en ese periodo.
Es una lástima que el debate no salga de ahí. Hay varios países que gastan menos que España (Irlanda, Corea) y consiguen mejores resultados (ver servicio 171/01). Tampoco se dice que los profesores de secundaria de la enseñanza pública tienen mejores salarios que la media de la OCDE (cerca de 5.000 dólares PPP -paridad de poder adquisitivo- anuales, al comienzo de la profesión; y 1.200 más en los últimos años de docencia). Tampoco, que los profesores españoles del primer ciclo de secundaria trabajan 564 horas al año y los de segundo ciclo, 548, cuando la media de la OCDE es de 720 y 648 horas anuales, respectivamente. Tampoco, que a pesar de que el 30% de los alumnos estudian en centros privados o concertados, la proporción de gasto público transferido a los centros privados ronda el 13% (un porcentaje similar al de países como Corea y Francia, aunque estos solo tienen un 20% de alumnos en centros privados).
El factor inmigrante
También está comprobado que los estudiantes inmigrantes leen peor que los nativos, incluso cuando han nacido en el país receptor. Sin embargo, sería erróneo atribuir a esta circunstancia los resultados de la enseñanza pública española. España solo tiene un 1,2% de estudiantes inmigrantes que hablan un idioma diferente en casa (sobre un total de un 2% de estudiantes extranjeros). En cambio, Suiza tiene un 13,6%, Australia un 17% y Estados Unidos un 10,8% de estudiantes cuyo idioma familiar es diferente al oficial: los tres países superan a España en los resultados, no solo en comprensión lectora, sino también en matemáticas y ciencias.
Tampoco es un problema de excesivo número de alumnos por aula. España tiene 19,7 alumnos por aula de primaria y 25 por aula de secundaria; por debajo de la media internacional en primaria (22,1 alumnos) y ligeramente por encima en secundaria (23,6). Sin embargo, en Corea hay 38,7 alumnos en secundaria; en Japón, 34,5; en Gran Bretaña, 24,7. De nuevo, países con mejores resultados que los estudiantes españoles.
Es extraño que cada vez que aparecen los malos resultados de los estudiantes españoles se desempolven los viejos temas: el porcentaje del producto interior bruto dedicado a educación, las horas de trabajo, los salarios y el poco prestigio social de los profesores, el trasvase de fondos a la privada, la selección de alumnos, el tamaño de las aulas… Es enfermizo, más bien, a la vista de los informes que comparan los sistemas de enseñanza.
Ignacio F. Zabala