Otro Estado de Nigeria implanta la ley islámica

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Lagos. El Estado nigeriano de Kano ha promulgado la sharía o ley islámica en su territorio. Es el cuarto Estado que toma esta decisión en los últimos nueve meses, a pesar de la dudosa constitucionalidad de tales medidas.

En octubre de 1999, el gobernador de Zamfara, al norte de Nigeria, aprobó la aplicación de la sharía a los musulmanes y a quienes aceptaran voluntariamente la jurisdicción de los tribunales islámicos (ver servicio 154/99). El presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, aseguró que el movimiento de islamización se apagaría por sí solo. Pero después los Estados de Níger, Sokoto y Kano han seguido sus pasos. El conflicto en torno a la ley islámica ya ha provocado la muerte de más de mil personas como consecuencia de los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes.

Kano -el Estado más poblado del país y con mayor proporción de musulmanes- aprobó en enero la implantación de la ley islámica, pero faltaba la ratificación del gobernador (ver servicio 31/00), que se ha producido el 21 de junio. Al acto asistieron representantes de países islámicos como Libia, Arabia Saudí o Siria.

La diferencia es que el gobernador de Kano, Rabiu Kwankwaso, ha prometido aplicar la sharía a musulmanes y no musulmanes, a partir del próximo Ramadán. La adopción de la sharía atemoriza a los millones de no musulmanes que viven en Kano desde hace años, en especial a los cristianos de la etnia ibo (mayoritarios en el este del país). Durante los enfrentamientos producidos en Kaduna (ver servicio 35/00), cientos de ibos perdieron la vida, lo que provocó que los gobernadores de los Estados del este amenazaran con vengarse si los ibos del norte fueran víctimas de los ataques.

¿Qué dice el gobierno federal de Obasanjo de todo esto? Muy poco. En febrero, tras la reunión del Consejo Nacional, órgano del que forman parte los gobernadores de los Estados, Obasanjo anunció que los Estados que habían implantado la sharía habían acordado suspender la aplicación de la ley islámica durante un tiempo y restringirla a los casos no penales. Níger ha suspendido en parte la implantación de la sharía prevista para finales de año, pero los tribunales islámicos de Zamfara, que impusieron las primeras penas en febrero, ordenaron amputar la mano derecha a un ladrón de ganado a pesar del acuerdo del Consejo Nacional.

Obasanjo ha pedido varias veces que no se aplique la sharía en Kano. Sin embargo, el conflicto en torno a la ley islámica puede amenazar la continuidad del gobierno, que acaba de salir de la crisis provocada por la escasez de combustible.

La agitación islamista tiene una motivación política. Los Estados del norte, cuya población mayoritaria es de etnia hausa y de religión musulmana, no están conformes con la pérdida de poder que supuso el ascenso de Obasanjo en 1999, primer presidente (salvo el breve período de Ironsi) que no pertenece a la etnia hausa ni es musulmán, desde la independencia del país en 1960. Obasanjo es yoruba (mayoritarios en el oeste) y cristiano. La sharía es un intento para recuperar de nuevo el mando.

Al final, la unidad de Nigeria va a salir perjudicada. «Cada uno a su tierra» parece ser el lema de los próximos meses. Los ibos y yorubas que viven en el norte se van a ver obligados a abandonar sus negocios para volver al este y al oeste y, cuando lleguen, forzarán a los hausas a regresar al norte. Esta es precisamente la situación que Obasanjo no desea, y es lo que el norte parece tener en mente: desestabilizar el gobierno y provocar que las etnias del sur pierdan el control.

Eugene Agboifo Ohu

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