Trotta. Madrid (2005). 245 págs. 15 €. Traducción: Juan Martínez de Luco y Francisco Sosa.
Aunque no se compartan sus conclusiones, este ensayo sobre la parálisis política de la República Federal Alemana debería ser de consulta obligatoria para los actuales reformadores constitucionales de Italia, España o del conjunto de la Unión Europea. La parálisis se deriva de la necesidad del gobierno federal de negociar casi todas las iniciativas importantes con los Estados regionales (Länder), representados en la Cámara Alta (Bundesrat).
Darnstädt describe con ironía una «red de la irresponsabilidad organizada». Alemania no se gobernaría ya desde Berlín sino desde los Intercity. La República se compone de 16 Estados regionales, con alrededor de 140 ministerios, cada uno con una media de 40 departamentos y secciones. Unos cuantos miles de los 5.500 jefes de esos servicios están siempre viajando en la primera clase de algún tren de alta velocidad interregional. Pero casi todo tiene que ser ratificado por el Bundesrat, si ha conseguido antes el consenso con los grandes o pequeños «lobbies»: centrales sindicales, patronal o grandes industrias de sectores vitales, hasta los 1.700 grupos inscritos formalmente en el registro parlamentario.
El bloqueo de muchas decisiones administrativas se debería no sólo a la complejidad de los procedimientos, sino a la ya abrumadora inflación legislativa, que acaba asfixiando también la administración de justicia. Hans-Jürgen Papier, presidente del Tribunal Constitucional, calculó que en 2002 un empresario debería respetar 46.776 leyes, y concluía que «es un error creer que unas normas más detalladas consiguen más justicia». Otro constitucionalista, Paul Kirchhof, causó sensación en 2003 al proponer un código fiscal con 500 disposiciones, frente a las 70.000 vigentes entonces.
El libro dedica un capítulo a la delicada situación del sistema educativo, puesta de manifiesto en fecha no lejana por el informe PISA. El título no puede ser más expresivo: «Los hijos perdidos. De cómo arruinan por consenso la enseñanza los ministros del ramo». Probablemente no lo conocen los redactores del proyecto de reforma de la educación española.
Francisco Sosa Wagner, catedrático en León, ha promovido la traducción de este ensayo, que presenta con un lúcido estudio introductorio.
Salvador Bernal