No es fácil escribir y rodar buena comedia. Lo es aún menos hacer una buena comedia de las llamadas familiares, donde pequeños, medianos y mayores lo pasen bien. Arango (Maktub, Lo que de verdad importa) logra con su tercera película mucho más que unas cuantas situaciones muy divertidas. El guion está bien tramado, y la historia de una familia a la que empiezan a suceder fenómenos paranormales se convierte en una aventura llena de simpatía en la que se hace lo que el cine debe hacer: contar una buena historia y no dejar que los así llamados mensajes o valores se apoderen artificialmente de la película.
Un elenco de actores veteranos liderados por la gran Geraldine Chaplin y unos niños que se desenvuelven con desparpajo, hacen que una película Rodríguez (siguiendo la broma del título) use con vigor los recursos del humor no verbal, el slapstick de los maestros del mudo para dar con un ameno tono de aventura desenfadada y vitalista.