El pasado 22 de diciembre el Congreso de los Diputados español aprobó la llamada “ley trans”. Marta Oliva, portavoz de Amanda (Agrupación de Madres de Adolescentes y Niñas con Disforia Acelerada), uno de los colectivos sociales que más abiertamente se ha opuesto al nuevo texto legal, nos explica algunas de las consecuencias que tendrá.
— ¿Cómo valoran la aprobación de la nueva ley?
— Con absoluta preocupación. Nos parece que es una ley que va a dañar a muchas familias y que se está olvidando de gente que sufre mucho. Esta ley deja en la cuneta, por ejemplo, a muchas adolescentes que tienen problemas de salud mental, que necesitan una ayuda y que dudamos que con esta ley puedan recibirla. La burbuja de la ley trans terminará estallando –como ya ha estallado en algunos países que han ido por delante con leyes parecidas–, pero el problema es que para muchas personas, cuando estalle ya será tarde y los efectos habrán sido demoledores.
— Algunos políticos afirman que esta ley se apoya en un consenso mayoritario. ¿Tiene esta misma percepción?
— No, todo lo contrario. Lo que ocurre es que se está evitando a propósito el debate público y la información. Todos estamos de acuerdo en que las personas trans tengan derechos y evitar la transfobia, por supuesto. Pero cuando a la gente le explicas que esta ley no va de esto sino de igualdad, de borrado de las mujeres, de salud mental, de educación y de bienestar de los menores y que, por eso, es una barbaridad, es rara la persona que no se manifiesta en contra. Por eso es importante que haya un debate público y que se pueda informar a la gente. Que es lo que el lobby transgenerista pretende evitar, y por eso la ley se ha elaborado de una manera tan atípica; dentro de la legalidad, pero muy en el límite. Y no ha sido así por casualidad. Se ha legislado así en todos los países porque hay una recomendación expresa de que se haga así: con una tramitación rápida y sin información a la opinión pública, bajando todo lo posible la edad mínima para poder transicionar y evitando la intervención de los padres. Es una hoja de ruta absolutamente pautada.
— Varios expertos en psiquiatría y psicología afirman que esta ley abre un panorama distópico. ¿No es exagerar un poco?
— No es exagerado. Esta ley dibuja una distopía total. Porque, por un lado, hay un lobby muy potente que tiene el apoyo de grandes farmacéuticas que están ganando muchísimo dinero con los tratamientos para las personas trans; y, por otro, una ciudadanía que –apoyada en un buenismo emotivista y en mucha desinformación– defiende esta ley pensando que sin ella las personas trans se van a suicidar. Esta ciudadanía no se da cuenta de que todo esto no va de buenos sentimientos, sino que detrás hay una estrategia y un interés económico.
— Se critica mucho la ley impulsada por el Ministerio de Igualdad, pero en España hay varias comunidades autónomas –gobernadas por partidos diferentes– que tienen leyes trans muy similares a esta que se acaba de aprobar. ¿No es un poco hipócrita criticar unas y mantener otras según el partido al que se vote?
— Por supuesto, y por eso desde Amanda pedimos que se revisen las leyes trans de las comunidades autónomas, porque esto no es tema de partidos sino de interés social. Es cierto que cuando estas leyes se aprobaron, hace en algunos casos diez años, se pensaba en un colectivo minoritario y adulto. Ahora el contexto es diferente. A partir de la pandemia, y aupada por las redes sociales, se ha consolidado la tendencia de adolescentes –chicas sobre todo– que, sobre la base de algún problema de salud mental, manifiestan un descontento con su cuerpo y a las que se anima con 14 o 15 años a realizar un cambio de sexo que tendrá consecuencias de por vida. El crecimiento de este fenómeno es exponencial y los datos están ahí. Al final, algo que se legisló para un colectivo concreto se ha convertido en un mecanismo perverso. Y, hace diez años no, pero ahora ya sabemos las consecuencias y seguimos con las orejeras puestas.
“Todo el tiempo que se demore la aprobación es tiempo ganado, porque servirá para que la gente conozca el verdadero alcance de esta ley”
— Hace unos días, se celebró una jornada sobre la ley trans en el Congreso y se criticó duramente los contenidos sobre diversidad que se imparten en los colegios y que estarán especialmente protegidos por esta ley. ¿Por qué?
— Porque se está entrando en los colegios bajo premisas falsas. Mire, en Amanda hay familias de todo el espectro político, pero hay mayoría que, desde pequeños, hemos educado a nuestros hijos en igualdad y nos parece importante que se hable de esta igualdad, de respeto, de romper estereotipos y que se imparta una formación afectivo-sexual en los colegios. El problema es que, con este enunciado, se está impartiendo otra cosa y se les habla a los niños de que el sexo es un espectro y que puedes elegir y cambiar tu sexo si has nacido en un cuerpo equivocado. Y además lo están impartiendo personas sin cualificación, porque el hecho de pertenecer a un colectivo no te hace estar cualificado. Puedes hablar de tu experiencia, pero te faltan conocimientos pedagógicos y psicológicos para impartir estos conocimientos.
— Esta lucha contra la ley trans, en definitiva, ¿es por la felicidad de sus hijos?
— Estamos luchando por su salud y por su libertad. Estamos luchando para darles tiempo. La terapia afirmativa e insistirles en que vayan por un camino es robarles su libertad. Que hagan lo que quieran, pero a una edad suficiente para saber las consecuencias que van a tener sus actos. Y que tengan la posibilidad antes de acceder a un buen tratamiento de salud mental para que no se diagnostique como incongruencia de género lo que quizás es un trastorno del espectro autista que no se suele diagnosticar en chicas (por el sesgo masculino de las pruebas) y, sin embargo, es muy frecuente en las adolescentes que se sienten inseguras con su cuerpo.
— ¿Dónde acaba esta lucha? ¿Van a seguir peleando con la ley ahora que está aprobada?
— Bueno, todavía no está aprobada, que esa es otra desinformación de los medios que llevan un año diciendo que está aprobada. Queda el Senado, hemos recurrido al Parlamento Europeo y acudiremos a la ONU y donde haga falta. Se nos está llamando de todo y nosotras no estamos en contra de nadie; simplemente queremos que la gente tenga información y libertad. Lo que está en juego es muy serio y, en cualquier caso, todo el tiempo que “se pierda” en la aprobación es tiempo ganado, porque servirá para que la gente conozca el verdadero alcance de esta ley.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta
Un comentario
Animo “AMANDA”, que vuestra lucha pacífica e ilustrada. es la de muchas padres y muchas madres a los que no se está dejando hablar i exponer sus puntos de vista.