Tras calificar de «crítica» la situación demográfica de Rusia, el presidente Vladimir Putin anunció un plan para estimular la natalidad. Este fue el tema central de su discurso anual sobre el estado de la nación, pronunciado el 10 de mayo. Rusia viene perdiendo unos 700.000 habitantes al año, dijo Putin, que advirtió a continuación: «La inmigración, por grande que sea, no resolverá nuestros problemas demográficos si no creamos las condiciones y los incentivos adecuados para que suba la natalidad en nuestro propio país, si no adoptamos programas eficaces para apoyar a las madres, a los niños, a las familias».
Rusia tiene hoy, según la estimación más reciente, 142,7 millones de habitantes, 4,3 millones menos que en 1989, cuando se hizo el último censo de la era soviética. La pérdida habría sido más del doble si no la hubiese aliviado la inmigración. El crecimiento natural es negativo desde principios de los noventa; el año pasado hubo 843.000 más muertes que nacimientos. La tasa de fecundidad bajó de 2,23 hijos por mujer en 1987 a 1,32 en 2002. Pero lo más característico de la crisis demográfica rusa está en la elevada mortalidad (16 defunciones por 1.000 habitantes en 2004), que se traduce en la esperanza de vida más baja de Europa: 72 años para las mujeres y solo 58,9 años para los hombres (ver Aceprensa 25/06).
El declive de la población rusa se debe a un conjunto de factores que se pueden resumir en desintegración familiar y mala salud. Se retrasa el matrimonio y el primer hijo, los divorcios son numerosos y hay abundante recurso al aborto. El alcoholismo, los suicidios, la alimentación deficiente, la alta prevalencia de enfermedades cardiovasculares, así como los demás problemas de salud, elevan la mortalidad. En su discurso, Putin se refirió al último aspecto, al subrayar la necesidad de reducir el número de muertes prematuras provocadas por el alcohol, los accidentes de carretera y otras causas evitables.
Pero el presidente se centró en la natalidad: «Tenemos que estimular al menos el nacimiento del segundo hijo», dijo. Su programa para fomentarla empezará a aplicarse desde el año próximo y durará al menos un decenio. Se doblará el subsidio mensual por hijo, que pasará a 1.500 rublos (43 euros) mensuales por el primero y a 3.000 rublos por el segundo. Además, las mujeres que tengan dos hijos recibirán una ayuda por valor de 250.000 rublos (7.200 euros). Será una especie de «capital materno», en palabras de Putin, que no se pagará en efectivo, sino en forma de cheques para sufragar gastos de vivienda, educación de los hijos o la propia pensión de la madre. Además, la baja por maternidad se podrá disfrutar durante un año y medio cobrando por lo menos el 40% del salario.
El presidente habló también de los niños (unos 200.000) acogidos en los orfanatos de Rusia y resaltó la paradoja de que haya más extranjeros que nacionales dispuestos a adoptarlos. Por eso dijo también que subiría a 4.000 rublos mensuales (115 euros) la ayuda a las familias rusas que adopten un niño del país.
ACEPRENSA