Foto: Just Stop Oil
En los últimos meses, activistas de diversos países han empleado los ataques a obras de arte como señuelo para llamar la atención sobre el cambio climático. Muchos han calificado este tipo de protesta de sinsentido, vandalismo extravagante y contraproducente. Sin embargo, hay indicios que apuntan en otra dirección: puede que este tipo de acción sea eficaz para la causa (que no el causante).
El 30 de junio, dos jóvenes activistas de la organización Just Stop Oil pegaron sus manos al Melocotonero en flor de Van Gogh en la Courtauld Gallery de Londres para protestar por el cambio climático. Un hecho aislado con poco revuelo mediático que, sin embargo, supuso el inicio de una nueva “moda”. Desde entonces y con cuentagotas, …
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