Shutterstock
El debate sobre las posibles consecuencias de la inteligencia artificial (IA) hace tiempo que ha dejado de ser patrimonio de unos pocos “expertos” y ha llegado a la discusión pública. Hasta los más entusiastas de esta tecnología reconocen sus potenciales efectos perversos: pérdida de privacidad, destrucción de empleo o desinformación, entre otros. Parece claro que la legislación debe hacer de escudo frente a estas amenazas, pero además de la norma positiva es necesario apelar a la responsabilidad y a las virtudes de los usuarios y creadores. Es decir, hacen falta leyes, pero también ética personal.
Hoy en día es casi imposible esconderse del término omnipresente en los medios: inteligencia artificial. Además, predominan los enf…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.
4 Comentarios