La influencia que pueda tener el gasto público en educación sobre el rendimiento académico de los estudiantes en España es uno de los aspectos más novedosos abordados por Francisco María Poveda, en una tesis doctoral sobre la economía de la educación, defendida en la Universidad de Navarra.
Poveda ha manejado, para evaluar el rendimiento, los datos del estudio realizado por el Instituto Nacional de Calidad Educativa (INCE) en 1998, titulado Diagnóstico del sistema educativo. El INCE evaluó los conocimientos en matemáticas de 20.462 alumnos de 14 años, matriculados en el curso 1996/97 en centros públicos y concertados de todo el territorio nacional, salvo Andalucía y Canarias, que declinaron participar en el estudio.
Sobre el gasto público en educación (GPE), Poveda utiliza los datos estadísticos del Ministerio de Educación y Cultura del año 1999, que no distinguen el gasto consagrado a la Formación Profesional del que se destina al Bachillerato, ni tampoco permiten dilucidar el coste del puesto escolar en la enseñanza obligatoria en España. Para una mejor evaluación del impacto del GPE sobre el rendimiento del alumno, Poveda establece un seguimiento a lo largo de 5 cursos escolares (1991-1997) que revela el GPE acumulado: Navarra, con 11.601 euros por alumno es la comunidad que más gasta, seguida por el País Vasco (11.428), Galicia (8.894), las comunidades que no tenían transferidas las competencias educativas englobadas en el llamado Territorio MEC (8.049), la Comunidad valenciana (7.346) y Cataluña (7.302).
Poveda ha empleado el análisis multinivel para medir la incidencia de diversas variables socioeconómicas en el rendimiento en matemáticas de los alumnos de 14 años (2º curso de ESO). La situación laboral del padre, los recursos culturales en el hogar, la titularidad del centro, el nivel de estudios de la madre, las aspiraciones académicas y el GPE son los factores contemplados (ver servicio 171/01, sobre los resultados de un estudio de la OCDE que compara la comprensión de textos escritos, los conocimientos matemáticos y la cultura científica de los alumnos de 15 años en los países industrializados).
El rendimiento de los alumnos cuyo padre trabaja es 3 puntos mayor que el de aquellos que tienen al padre desempleado. Disponer en casa de diccionarios, libros de consulta y enciclopedia aumenta 5 puntos el rendimiento. Los alumnos de centros privados tienen una expectativa de lograr 5,2 puntos más que los que estudian en centros públicos. A cada salto en el nivel de estudios de la madre, el alumno mejora 2,6 puntos en su rendimiento. El factor más influyente, sin lugar a dudas, es el nivel de aspiraciones del alumno, ya que la diferencia de rendimiento entre uno que quiere abandonar el sistema educativo y otro que aspira a un título universitario es de 43,8 puntos.
La influencia del GPE en el rendimiento del alumno en matemáticas, objeto principal del estudio, es muy reducida y poco significativa. Poveda señala que, aunque pueda parecer una conclusión sorprendente, concuerda con las investigaciones realizadas en 1986, 1989 y 1996 por Eric Hanushek de la Universidad de Stanford, uno de los principales expertos en la materia. Hanushek precisó en su momento que los resultados no indican que el GPE nunca haya tenido efecto sobre el rendimiento académico ni que no pueda tenerlo en el futuro; pero parece claro que con la vigente organización y gestión de los centros educativos no hay razones para esperar mejoras en el rendimiento solo aumentando los recursos.