En Corea del Sur cunde el desencanto con la meritocracia educativa

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Corea del Sur era conocida por su excelencia educativa, aunque pagaba un precio demasiado caro: infelicidad, suicidios. La competitividad para ingresar en las mejores universidades exigía a los alumnos pasar muchas horas en academias y clases particulares. En esa feroz lucha, familias pudientes empleaban su influencia de modo poco ético, como acaba de salir a la luz en las acciones judiciales contra Choi Soon-sil, la consejera áulica de la destituida presidente Park Geun-hye. De ahí la promesa del sucesor, Moon Jae-in, de asegurar imparcialidad en el proceso de admisión en las instituciones de más prestigio, tan importantes para la vida profesional y social de los estudiantes. Hasta ahora, las familias con menos recursos hacían especiales …

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