Para estudiar con alto rendimiento

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Beirut. ¿Es tan distinto estudiar en Bilbao y en Beirut? La lengua es otra, los programas no coinciden y los alumnos proceden de contextos sociales diferentes. Pero el sistema y los métodos de estudio pueden tener muchos puntos en común. El programa Líder, ideado hace veinticinco años por Joseba Rodríguez, se ha traducido al árabe y se está utilizando como proyecto piloto en escuelas libanesas.

En el folleto de presentación del programa Líder, llevado a cabo por el “Instituto Europa y Conocimiento” con sede en Bilbao, se lee: “aquellos estudiantes que emplean mucho tiempo en su trabajo, que se ven siempre cargados de tareas cuando se acercan los exámenes, que se muestran ansiosos e inseguros ante las pruebas de evaluación…son los que descubren en el programa Líder el sistema y la atmósfera de trabajo necesarios para estar más satisfechos… les permitirá despertar capacidades y crear habilidades para ser mejores estudiantes y profesionales en el futuro”.

Tal vez Joseba Rodríguez no se imaginó hace veinticinco años que su método sería traducido al árabe, y difundido en numerosos colegios del Líbano y de otros países del Medio Oriente. La Cooperación Española, a través de la Fundación Promoción Social de la Cultura, ha querido apoyar la institucionalización de este sistema de programación del estudio con alto rendimiento, como proyecto piloto en la educación de este país.

Programar el estudio

A primera vista las estadísticas de la educación en el Líbano son muy halagadoras: el 97 % de la población está oficialmente alfabetizada, en las escuelas públicas se enseña en francés y árabe o en inglés y árabe. En el sector privado, se encuentran centros donde se estudia también el bachillerato internacional, respaldado por una institución suiza (www.occ.ibo.org), o el bachillerato francés, con exámenes oficiales equivalentes a los que se realizan en todos los países francófonos. Y sin embargo, el apretado horario para cumplir con los programas de ambos curricula -el bachillerato libanés con sus materias específicas en árabe y el extranjero-, hacen que la vida diaria de un estudiante medianamente responsable sea bastante exigente.

Para poder estudiar toda la materia, se han ideado modos de proceder que se van transmitiendo de generación en generación. Así se tiene un periodo de estudio sin clases, de aproximadamente un mes, para que los estudiantes preparen sus exámenes, y una prueba “blanca” en la que se examinan con un modelo simulado para testar la preparación de los alumnos.

Por eso un sistema de orientación que ayude a programar el estudio y que facilite el alto rendimiento, está siendo percibido con gran entusiasmo por las autoridades educativas y las familias.

Otro de los objetivos de este proyecto ha sido paliar las diferencias sociales que se dan entre las escuelas de las zonas rurales y las urbanas. Una buena estudiante del mejor colegio de Byblos, accede sin dificultad a una plaza en la Universidad San José de Beirut, francófona. Pero la batalla será dura cuando llegue el momento de llevar la materia al día y de presentarse a los exámenes: su nivel de francés será menor, de nada le servirá dominar el árabe, su licenciatura es la misma que se estudia en la universidad de la Sorbona. También constatará que en los colegios privados de Beirut el programa es mucho más avanzado, porque muchos estudiantes se preparan para continuar estudios fuera, lo que hace que los que permanezcan eleven forzosamente el nivel de la clase. Aunque en teoría los programas son los mismos, en la práctica, los privados tienden más al idioma extranjero y los públicos al árabe.

En torno a la estufa

A la vez en la ejecución del proyecto se van descubriendo detalles que se pueden solucionar con buena voluntad. En Becharre, pueblo situado a 1.800 metros, el frío es objetivo. Muchas de las estudiantes deben compartir con el resto de la familia la única estancia de la casa que se calienta con estufa de leña o gas para estudiar y preparar los exámenes. Para facilitar que se acudiera a una biblioteca común, con otras estudiantes y monitoras, ha sido necesario conseguir estufas de gas, al no tener electricidad.

Otro capítulo lo ha supuesto el sistema de evaluación de las materias profesionales. La mayoría de los estudiantes de zonas rurales se traslada a las ciudades. En muchos casos, su aspiración inicial es entrar en la Universidad pública por ser gratuita, o bien optar por una formación profesional que lo capacita para el trabajo a más corto plazo. Esta formación también ha sido homologada con instituciones extranjeras: escuelas hoteleras de Suiza, mecánica e informática con programas franceses o americanos, etc. Con toda normalidad, los alumnos encuentran las preguntas de los exámenes escritas en árabe, francés o inglés, y pueden responder en cualquiera de estos idiomas. El alumno que puede. De hecho, se da un índice alto de éxito en los exámenes prácticos, pero una tasa de fracaso también significativa en los exámenes escritos por falta de dominio de la lengua.

Buscando soluciones, se ha visto que en países como Inglaterra y Francia se permite que una persona sea evaluada por competencias en el campo profesional, y no necesariamente por su explicación escrita de un proceso práctico en un idioma extranjero. Esta posibilidad se ha visto por parte del Director General del Ministerio de Educación Libanés como una solución para muchos estudiantes que optan por abandonar las pruebas al haber fracasado en varios intentos.

De este modo, un pequeño proyecto, que nació de la preocupación de un monitor de estudio ante sus alumnos en Bilbao, encuentra eco en otros colegas de diferentes culturas pero que también aspiran a mejorar el futuro de sus alumnos.

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