¿Arruinaré la vida de mi hijo si le doy un móvil antes de tiempo?

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Niños móvil / Children, cell phones

BearFotos/Shutterstock

Para nadie es un secreto que la gran batalla de los centennials, o la llamada Generación Z, es respecto a la salud mental. La tendencia a conductas suicidas y autolesiones está aumentando según pasan los años y el consumo de ansiolíticos se ha disparado entre los más jóvenes. Se ha teorizado mucho sobre este declive en el bienestar emocional, que se viene documentando. Se ha buscado el porqué de que la situación haya empeorado generación tras generación…

Tal vez la respuesta esté en algún factor que haya surgido en los últimos años y haya acompañado en los años formativos a las últimas generaciones y no a sus antecesores. ¿Y si la respuesta está en esos smartphones, o mejor dicho, en el acceso a internet 24/7? ¿Qué tanto se podría satanizar a este artefacto con el que creció la generación Z, al que los millennials solo accedieron en la adolescencia, y al que los X conocieron ya en la adultez? El Global Mind Project decidió conducir un estudio para responder a esta pregunta y averiguar si existe una correlación entre la salud mental de los jóvenes y la edad a la que estos recibieron su primer teléfono móvil.

Crecer con una pantalla

La investigación se basó en datos recolectados a través de una encuesta, en la que participaron 27.969 personas de 18 a 24 años de todo el mundo. Participaron diferentes países de cada continente, para asegurar así que las diferentes culturas y estilos de educación estuviesen representados. Entre los entrevistados, 62% fueron mujeres y 36% hombres, todos ellos pertenecientes a la Generación Z.

Las respuestas y datos se consiguieron a través de internet, de una forma anónima, aunque personalizada: se buscaba conocer el nivel de bienestar emocional con el que contaban los participantes, preguntándoles por el posible impacto que tienen en su vida algunos síntomas comunes asociados a ciertos trastornos mentales, como la ansiedad o la depresión. El estudio concluyó que, efectivamente, el bienestar emocional, social y mental de los jóvenes mejoraba considerablemente entre aquellos que recibieron su primer celular con más años.

Los problemas más agravados entre quienes tienen un móvil desde una temprana edad son los pensamientos suicidas, la sensación de estar separado de la realidad y el deseo de agredir a otros

Síntomas asociados a la salud mental deteriorada se vieron significativamente reducidos entre los que obtuvieron el móvil durante la adolescencia, mientras que llegaron a índices alarmantes entre aquellos que lo recibieron de niños. Según los hallazgos, el porcentaje de mujeres jóvenes que experimentan problemas con la salud mental cambia de ser un 74% entre aquellas con acceso a un teléfono celular desde los 6 años, a 46% entre las que lo obtuvieron con 18. Entre los hombres, entretanto, los porcentajes bajan de un 46% a un 36%.

Sentimiento de culpa

Se concluyó, además, que los problemas que se veían más agravados entre quienes tienen un móvil desde una temprana edad son los pensamientos suicidas, la sensación de estar separado de la realidad y el deseo de agredir a otros. Sin embargo, otros síntomas asociados a una salud mental deteriorada también se vieron significativamente empeorados: alucinaciones y adicciones, para las mujeres, y sentimientos de culpa y actividad compulsiva en los hombres.

La tendencia a tener una mejora en el bienestar emocional si se accede al móvil con más edad, es independiente de los posibles traumas –como abuso, divorcio de los padres, maltrato u otros– sufridos o no, en la infancia. Es evidente que, para quienes efectivamente se enfrentaron a adversidades en la niñez, los problemas asociados a este fenómeno –haber recibido un teléfono cuando eran más pequeños– se dan de una forma más patente, pero la tendencia es la misma.

Los pensamientos suicidas, el deseo de agredir a otros y la sensación de estar separado de la realidad –los tres síntomas que el estudio señaló como relacionados a la adquisición de un teléfono a temprana edad– no están asociados a ningún trastorno mental reconocido por el DSM-5, el manual de diagnóstico de enfermedades psiquiátricas. Por lo que los investigadores del Global Mind Project concluyeron que representan un conjunto de desafíos concretos a los que se enfrentan quienes han crecido con un móvil a temprana edad, en el momento de socializar. “Entre más joven se obtenga un celular, más tiempo se pasará en el mundo virtual durante los años formativos, tiempo que se podría invertir en interacciones cara a cara, construcción de relaciones sólidas o en la práctica de habilidades sociales”.

El estudio deja abierta una cuestión: el mundo en el que viven los niños de ahora no es el mismo en el que crecieron los de la generación Z, en la que se centra el estudio. La presión de estar en internet es mucho mayor, lo virtual es una realidad, la inteligencia artificial es una bola de nieve que va colina abajo y solo crece… la tecnología está al alcance de todos. ¿Cómo se puede proteger a los niños de los síntomas asociados al exceso de internet desde una temprana edad, sin que, a su vez, se les niegue interactuar con el mundo en el que les tocó vivir? Por lo pronto, el Global Mind Project urge al lector del estudio a que considere las “implicaciones de este problema para el futuro de la sociedad”.

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