A la boda, que vengan muchos y que echen una mano

publicado
DURACIÓN LECTURA: 9min.
Casarse es necesariamente caro. O no. Lo es si la contrayente es, por ejemplo, la rica heredera de una transnacional de la metalurgia y sus parientes pretenden gastarse unos cuantos millones en rocambolescas escenografías y 300 botellas de Dom Perignon. No lo es si, como narra una joven estadounidense en un blog sobre el matrimonio, la familia y los amigos se vuelcan de corazón y ayudan con el vestido, el buqué, las flores, la tarta… “Esa perspectiva: que lo más importante es que estemos juntos, sigue marcando nuestras decisiones”, dice sobre su boda April, hoy una feliz madre de cuatro hijos. El problema, sin embargo, es que en el imaginario colectivo, caro es sinónimo de éxito, de prosperidad, y en el tema de las celebraciones nupciales …

Contenido para suscriptores

Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.

Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.