Henry Lloyd-Hughes

La segunda película de los ilusionistas es entretenida, pero se enreda en un “más difícil todavía” que le quita la frescura del original.
Fallida adaptación del clásico de la literatura rusa: el envoltorio luce pero le falta alma.
Emmerich, director de superproducciones de acción apocalíptica, se pasa al thriller histórico, acercándose a la figura de Shakespeare.

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