En abril de 2016, una bomba estalló en un templo sij en la ciudad alemana de Essen y las autoridades atraparon muy rápidamente a los culpables: tres adolescentes vinculados al salafismo, una corriente del islam (ver recuadro). La nota curiosa es que uno de ellos, Yusuf T., de 16 años, ya estaba asistiendo a un programa de desradicalización, y al parecer con bastante éxito. Un éxito fingido.
Según un reportaje de The Wall Street Journal que cita a investigadores germanos, Yusuf, metido en el ajo islamista ya desde los 14 años, había estado emitiendo señales de rehabilitación falsas mientras acudía al programa Signpost, en el que los jóvenes son atendidos por un monitor con buenas conexiones en el ba…
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