Sudán
El gobierno de Sudán ha puesto en libertad a dos sacerdotes y a otras 18 personas que fueron acusadas de colocar bombas que explotaron en Jartum el 30 de junio de 1998 sin causar ninguna víctima (ver servicio 173/98). Los acusados habían negado su participación en estos hechos. Lino Sebit, uno de los sacerdotes, declaró que fueron golpeados y torturados durante su estancia en la cárcel. El sistema legal de Sudán podría incluso haberles condenado a la muerte por crucifixión, ya que se basa en el código islámico. La Iglesia Católica es víctima de frecuentes ataques de fundamentalistas islámicos que no ven con buenos ojos a la que consideran una «Iglesia extranjera». La liberación de los sacerdotes ha sido entendida como un último intento del gobierno fundamentalista islámico para reconciliarse con la oposición.