Esta divertida y tierna historia sobre Santa Claus ha sido producida por Aardman, la compañía británica responsable de la saga Wallace & Gromit, ganadora de dos Oscar en la categoría de cortometraje de animación.
En 2000, Aardman tuvo éxito con Chicken Run (Evasión en la granja), pero fracasó en 2006 con Rantónpolis, una película insulsa. En esta nueva película, producida en asociación con una nueva major, Sony, recuperan el buen nivel.
La familia Claus lleva mucho tiempo sirviendo a San Nicolás para repartir regalos a los niños. Las nuevas tecnologías han llegado y ayudan en el trabajo de Santa Claus y sus legiones de elfos. Pero hay un problema en un envío.
Dirigida por la debutante Sarah Smith, que ha escrito el guión con Peter Baynham, la película es ingeniosa y divertida, más pensada para mayores de 12 años que para críos, aunque –digámoslo claramente– no estropea la ilusión de los niños en cuanto al secreto de los regalos.
Los personajes están muy bien definidos y la acción se desarrolla con sentido y espectacularidad, con un tono tierno y entrañable. Pero no está de más señalar que salvo la breve aparición de una iglesia, junto a la casa de la niña que se ha quedado sin regalo, no existe la mínima mención al nacimiento de Jesucristo, ni aparecen en ningún momento referencias al cristianismo. Lo que resulta verdaderamente surrealista.