El agente Ethan Hunt está preso en una cárcel rusa. Un científico lúnático quiere apoderarse de los códigos de los misiles nucleares rusos. Comienza la misión…

Esta cuarta entrega de la versión fílmica de la serie televisiva Misión: Imposible es quizás la mejor de todas. Tras los entretenidos filmes de Brian De Palma, John Woo y J.J. Abrams, el oscarizado animador de Pixar Brad Bird extrema la acción trepidante característica de la saga, la oxigena con el eficaz humor del inglés Simon Pegg y logra una película vibrante de principio a fin. El cineasta de Montana, director de los magistrales filmes animados El gigante de hierro, Los Increíbles y Ratatouille, demuestra su sentido del ritmo y la tensión en todas las secuencias de acción, especialmente en las desarrolladas en Dubái, donde Tom Cruise se juega el tipo en el Burj Khalifam, el edificio más alto del mundo. Todo ello, rodado en formato IMAX de alta definición, que dota al conjunto de una apabullante espectacularidad visual y sonora.

Además, Bird nunca descuida los perfiles dramáticos de los personajes, todo ellos enfrentados a peliagudas decisiones morales. Esto no evita que el argumento resulte inverosímil y exagerado; pero aporta hondura e intriga a la sucesión de situaciones límites. El resultado es una estupenda película de género, una hipnótica montaña rusa, que confirma el talento narrativo de Brad Bird, la versatilidad musical de Michael Giacchino –incluso en su revisión de la sintonía original de Lalo Schifrin– y la elogiable implicación de Tom Cruise –como actor y como productor– para seguir siendo una estrella ya al borde de la cincuentena.

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