Bienvenidos al Norte

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes-adultos

CLASIFICACIÓNLenguaje soez, Sensualidad

ESTRENO09/01/2008

Por emplear malas artes para conseguir un destino mejor, el jefe de una oficina de Correos del sur de Francia, llamado Philippe Abrams, es deportado a Bergues, una pequeña ciudad del norte del país. Según los típicos prejuicios sureños -que la depresiva esposa de Philippe cree a pie juntillas-, allí llueve todo el día, hace un frío espantoso y sus habitantes son unos rudos incultos con un dialecto ininteligible. De modo que el hombre viaja solo a Bergues, con la idea de regresar con su mujer y su hijo todos los fines de semana. Pero, al llegar allí, descubre que las cosas son mejores de lo que esperaba, y comienza a hacer nuevos amigos, como nunca los había tenido. Entre ellos destaca Antoine, un cartero ya cerca de los cuarenta, pero que aún no ha escapado de las faldas de su madre. Satisfecho con su nueva situación, Philippe mantiene en su ignorancia a su esposa, a la que cada vez ve con menos frecuencia.

Coescrita, dirigida e interpretada por el cómico Dany Boon (La casa de tus sueños), esta comedia costumbrista se ha convertido en la película francesa más taquillera de la historia, y ha logrado triunfar también en Alemania e Italia. Se comprende, pues su acercamiento paródico a las diversas idiosincrasias regionales, y a los prejuicios que generan, tiene un carácter universal, comprensible en cualquier país. Además, aquí se expresa con un tono más bien amable e inteligente, que subraya el valor de la amistad, la buena vecindad y los pequeños placeres de la vida, disfrutables en cualquier latitud.

Sin embargo, la película no aprovecha del todo su atractivo planteamiento y abusa de un humor un tanto grueso -el generado habitualmente en torno a los tópicos-, que obliga además a unas interpretaciones demasiado histriónicas. También resulta irritante el sutil laicismo de la película, que excluye cualquier referencia a la religiosidad de los personajes y a la influencia del cristianismo en la cultura de Francia. De modo que Bienvenido al Norte sirve para echar unas risas, pero no es la gran película de la que hablan algunas críticas. Y, desde luego, carece del profundo humanismo de otras comedias francesas recientes, como La cena de los idiotas (1998), de Francis Veber; La fortuna de vivir (1998), de Jean Becker; Los chicos del coro (2004), de Christophe Barratier, o Mi mejor amigo (2006), de Patrice Leconte.

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