En la Corea del Sur actual, un detective veterano con insomnio permanente investiga a una mujer joven que acaba de enviudar. A la vez que reconstruye el caso en el que la mujer es la principal sospechosa de la muerte de su marido, él se enamora perdidamente de ella.
El cineasta surcoreano Park Chan-Wook (Old Boy, Stoker, La doncella) presenta su película más medida e inteligible haciendo un peculiar homenaje al director que admiró desde que era adolescente: Alfred Hitchcock. En concreto, Decision to Leave tiene algunas similitudes conceptuales con Vértigo (1958) y ese investigador taciturno que va deconstruyendo una mujer que le fascina y desconcierta al mismo tiempo.
Este cineasta nos tiene acostumbrados a una planificación arriesgadísima y un uso reiterativo de la violencia y el erotismo en sus argumentos. El noir que ahora estrena en salas ganó el premio a la mejor dirección en Cannes sin necesidad de agredir al espectador, pero manteniendo una ambición creativa que sigue resultando contraproducente en la filmografía de este director.
La historia de amor tiene demasiado metraje, giros y metáforas innecesarias de sugerencia limitada. Por ejemplo, la utilización constante del teléfono móvil como motor narrativo en todas sus variables (mensaje de texto, voz, geolocalización, traductor simultáneo), termina siendo redundante y previsible. Algo parecido se puede decir de la música, omnipresente, que en demasiadas ocasiones pretende sorprender y lo que consigue es desconcertar.
Tampoco las múltiples tramas que se entrecruzan ni los personajes tienen el alma de las grandes creaciones del cine negro. La historia termina pasando desapercibida con tantos planos imaginativos, saltos en el tiempo y el espacio, y algunos nexos argumentales que presumen un talento aún por desarrollar. Estos detalles no son suficientes para encumbrar a un realizador que, evidentemente, quiere dejar su huella renovando todo un género cinematográfico con mayúsculas.