Director: Sidney Lumet. Guión: Sidney Lumet, T.J. Mancini, Robert McCrea. Intérpretes: Vin Diesel, Ron Silver, Alex Rocco, Peter Dinklage, Linus Roach. 125 min. Adultos. (VSD)
Si «clásico» significa «con clase», Sidney Lumet lo es. Su nueva incursión en el drama judicial prueba que el octogenario director está en forma. Ritmo impecable, delicado equilibrio entre drama, comedia e intriga, personajes sólidos alrededor de uno central, elegante planificación No es el cine al que nos ha acostumbrado el siglo XXI, tantas veces caducado antes del estreno.
El film se basa en un hecho real: el juicio de los Lucchese, una familia mafiosa de Nueva Jersey. En aplicación de la ley RICO, que permitía juzgar al clan por conspiración, durante veintiún meses de 1987 y 1988 se sucedieron pruebas y testigos ante un jurado. Varios abogados representaban a los mafiosos, pero el más singular era el propio Jack DiNorscio, condenado a treinta años de prisión por otros crímenes, y que llevaba cumplidos ocho cuanto le tocó comparecer de nuevo ante un tribunal. Jack decidió defenderse a sí mismo.
El sólido guión de Lumet, Mancini y McCrea da por sentada la inmoralidad de los actos delictivos. Pero incluso a ambos lados de la ley, hay matices. La parte de la acusación, aunque tenga razón en el fondo, puede ser arrogante y jugar sucio. Y entre los delincuentes brilla Jack, fiel a un principio para él inconmovible: la lealtad. Es un granuja y lo sabe; pero le redime, al menos en parte, un código de conducta que le permite apoyar a los suyos, y que le granjea si no la admiración, sí al menos el respeto del juez, de los otros abogados, e incluso, aunque nunca lo admita, el del jefe de la familia. La habilidad del film consiste en no convertir al carismático personaje -formidable Vin Diesel, que demuestra que puede hacer algo más que repartir mamporros en filmes de acción- en un héroe. Es simplemente humano, con rasgos que le hacen mejor de lo que podría creerse.
José María Aresté