La ambición desmedida que recrea este documental es la de C Tangana al proyectar un disco –El madrileño– que rompía moldes, y un concierto –Sin cantar ni afinar– que pretendía convertirse en un espectáculo único. Lo consiguió, pero la gira, a pesar del éxito, la venta de entradas y los elogios, casi termina por arruinar al músico. Es lo que tiene la ambición desmedida. Que te quita la vida poquito a poco.
Con el pretexto de la elaboración del disco y los preparativos de la gira, el documental se enfoca absolutamente en el personaje. Un C Tangana que se muestra al mismo tiempo genial y vulnerable, emotivo y absolutamente insoportable. El reportaje permite conocer los entresijos de la gira, los problemas que surgen y también las ideas geniales y esa capacidad de pensar en grande, aunque se pierdan millones de euros.
Hay momentos de mucha fuerza, como las sinceras declaraciones de la madre de Tangana que confiesa que nunca pensó que su hijo –que no sabía cantar– fuera a triunfar en la música, o las del propio Pucho (que así llaman a Tangana sus amigos), muy consciente de que la fama es efímera.
En contra del documental juegan un metraje excesivo y la sensación de que todo está demasiado guionizado; de que más que un documental estamos ante una película; de que sobra artificio, cosa que en un documental es bastante letal.
C Tangana lleva tiempo manifestando que a partir de ahora quiere dedicarse al cine… y algo de esto hay.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta