Flame y Citron son los nombres de guerra de dos héroes daneses, miembros de la resistencia contra la ocupación nazi que luchan sin cuartel contra los invasores y contra el gobierno títere colaboracionista, fundamentalmente como ejecutores. El gobierno ofrece sumas fabulosas a quienes los delate. La película, cuidadosamente ambientada e interpretada narra los últimos meses de la guerra en Dinamarca, con un ritmo lento, adecuado para el retrato de los personajes, menos adecuado si se espera ver una película de acción bélica.
El director-guionista destaca la complejidad de las personas y de sus motivos, la mezcla de idealismo y de intereses bastardos que se da tanto en la guerra como en cualquier otra circunstancia de la vida; y el propio Madsen se aplica el cuento al no buscar soluciones fáciles a los problemas que plantea, desde la obediencia ciega a una orden, hasta la necesidad de traicionar por mor del realismo político.
Las vidas auténticas de estos dos hombres sirven para plantear cuestiones de mayor calado que sus misiones y peripecias vitales. Para lograrlo hay un retrato atípico: Flame y Citron son dos hombres distantes, que despiertan interés, pero no simpatía, y eso puede ser un gran lastre a la hora de llegar al público.