El aclamado actor Keanu Reeves protagoniza Hardball, una pequeña película de argumento deportivo. Conor es un fracasado lleno de deudas por su afición a las apuestas. Para afrontar su insostenible condición de moroso, se ve obligado a aceptar el puesto de entrenador de béisbol de un equipo infantil, del peor barrio de Chicago, conocido como el gueto. La relación con los chavales y con su maestra acabará siendo beneficiosa para todos.
Hardball es una película muy previsible, con un guión algo elemental basado en una novela de Daniel Coyle. Sin embargo, es muy sincera en su planteamiento falto de pretensiones. Unos chavales entristecidos por un ambiente familiar y social sin horizonte ni esperanza recuperan su autoestima y capacidad de superación gracias a la relación con un hombre que tampoco cree en sí mismo, y que debido al niño más fragil pero voluntarioso del grupo, vuelve también a recuperar su confianza.
Este mensaje positivo se ve un poco limitado por un guión que no desarrolla suficientemente la relación entre el entrenador y los chavales, y por una visión un poco idílica de ciertas situaciones. Pero el balance es sin duda a favor de una película fresca, con varios momentos de verdadera simpatía, y que nos permiten ver además a un Keanu Reeves y a una Diane Lane cediendo su protagonismo a un puñado de chicos indocumentados, pero con bastantes visos de ser reales.
Juan Orellana