Han pasado cuatro años desde la última entrega; los dinosaurios se han integrado en el mundo moderno. La isla Nublar desapareció, pero hay un reducto, propiedad de la empresa Biosyn, donde se encuentran la mayoría de estos animales y donde el doctor Dogson y su equipo realizan experimentos genéticos. También buscan a Maisie Lockwood, nieta de Hammond, que sería un clon.
Colin Trevorrow, coguionista de esta trilogía, cuenta otra vez el primer Parque Jurásico con los mismos actores (Laura Dern, Sam Neill y Jeff Goldblum), repitiendo el papel que interpretaron hace 29 años. Tan solo cambia al difunto Hammond, más egoísta que malvado, por un villano menos amable, el doctor Dogson, en el mismo papel. Además, cierra la trilogía de Jurassic World, incorporando la trama de sus tres personajes principales: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard e Isabella Sermon. Los dos equipos viven tramas paralelas que solo coinciden al final. La película no es nada original –ya lo hemos visto todo–, pero sí es entretenida, tiene ritmo trepidante, y los efectos especiales siguen mejorando. El mensaje moderno ecolo-pesimista se puede olvidar o dejar en el mínimo: cuidado con los experimentos genéticos descontrolados y egoístas.
