A estas alturas de la historia del cine, era casi imposible decir algo nuevo y sugerente sobre el cine del inglés Alfred Hitchcock, uno de los directores más estudiados. Este es el principal desafío del que sale airoso el norirlandés Mark Cousins en su nueva película, Me llamo Alfred Hitchcock, un estupendo documental de creación, que sorprende sobre todo por sus nuevos enfoques sobre el estilo narrativo y visual del mago del suspense. Así, Cousins, reafirma la calidad y cinefilia que ya mostró en su monumental miniserie de 15 horas La historia del cine: una odisea (The Story of Film: An Odyssey) (2011) o en el documental La mirada de Orson Welles (2018).
Como se deduce de su título, el guion de Cousins está narrado en primera persona y con un tono desenfado por el propio Hitchcock —al que pone voz el actor inglés Alistair McGowan— a partir de una selección de declaraciones suyas recogidas en diversas biografías. Esas declaraciones se centran sobre todo en recursos narrativos y técnicos de Hitchcock, algunos de ellos muy conocidos —como el macguffin (pista equívoca) o el falso culpable—, pero la mayoría desconocidos por el gran público e incluso por muchos cinéfilos. En concreto, Cousins los agrupa a través de conceptos como la huida, el deseo, la soledad, el tiempo, la plenitud y la altura. Y los ilustra con fragmentos de muchas películas de Hitchcock: Con la muerte en los talones, Los pájaros, Psicosis, La ventana indiscreta, Rebeca, La soga, Crimen perfecto, Marnie, la ladrona, Vértigo…
Sólo cabe reprochar que este documental entra muy poco en la vida de Hitchcock y en sus motivaciones existenciales y artísticas, quizás porque Cousins ha considerado que esos aspectos ya estaban suficientemente expuestos en otros documentales y filmes de ficción. En cualquier caso, Mi nombre es Alfred Hitchcock es un gran documental, que hará las delicias de los cinéfilos y buenos aficionados.
Jerónimo José Martín
@Jerojose2002
