Partiendo de la conocida tesis de que “no hay nada más práctico que una buena teoría”, Carlos Goñi y Pilar Guembe muestran lo útil que es, en términos educativos, lo que han dicho los grandes pensadores. A su juicio, la filosofía puede no solo servir para que padres y maestros se hagan las preguntas adecuadas –las más importantes en la medida en que decidirán el quehacer formativo–, sino también para analizar con precisión los problemas que surjan y tomar distancia
Suscripción
Contenido Oculto
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
AccederSuscripción