El francotirador paciente

Alfaguara.

Madrid (2013).

312 págs.

19,50 € (papel) / 9,99 € (digital).

GÉNERO


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 95/13

En su última novela, se adentra Pérez-Reverte en el mundo clandestino y antisistema de los grafiteros. Alejandra Valera (Lex) es historiadora del arte, y en su trabajo editorial se encarga de localizar autores y libros interesantes. Es contratada por una editorial dedicada a exclusivos libros de arte, para que se ponga en contacto con el escurridizo e invisible Sniper, un prestigioso grafitero español, que ha protagonizado míticas “acciones” en los lugares más inesperados y peligrosos. El objetivo es hacerle una millonaria propuesta para convertirle en un artista famoso.

Se trata de un reto complicado, pues Sniper aparece y desaparece de los escenarios sin dejar huellas. Pero Lex no es la única persona que quiere localizar a Sniper. Un poderoso empresario español le considera culpable de la muerte de su hijo adolescente, también grafitero.

Lex sigue la pista de Sniper por diferentes lugares donde ha dejado su huella: Madrid, Lisboa, Verona, Roma, Nápoles… En ellos, se proporciona una exhaustiva información sobre los grafiteros, sus técnicas, sus actuaciones más sonadas, sus líderes, su filosofía de la vida y del arte. Como es habitual en las novelas de Pérez-Reverte, esta documentación es esencial y está muy ligada al desarrollo de la trama.

La protagonista, Lex, se suma a la ya larga lista de personajes típicos de Pérez-Reverte. Más que de editora, ejerce de aguerrida detective. Sabe moverse en todos los ambientes, tiene fuerza, cinismo, garra y argumentos para avanzar en su investigación. También conocemos algo de la vida privada de Lex, lesbiana, autosuficiente. Sin incurrir en detalles escabrosos, se cuenta que ha sufrido varios reveses amorosos que pueden tener su incidencia en el desarrollo de la trama.

A Pérez-Reverte le interesa mostrar la filosofía callejera, estética y existencial de los grafiteros, que funcionan como guerrilleros con una finalidad política y radical, y sus conexiones musicales con el hip hop norteamericano y urbano. Sniper, un genio del grafito, un personaje que detesta el sistema y el glamour del arte contemporáneo, encarna muy bien este estilo de vida, con sus momentos luminosos y sus fanáticos excesos.

El lenguaje es desafiante y bronco. La protagonista defiende un vitalismo basado en la integridad y la coherencia. El ritmo es rápido, dinámico, con excelentes diálogos, aunque en ocasiones la acción se ralentiza más de la cuenta para introducir la necesaria información sobre los grafiteros y algunas disquisiciones un tanto prefabricadas sobre el arte contemporáneo y los grafitos. El desenlace es original e imprevisible, aunque la intriga atraviesa por momentos muy tópicos. Eso sí, todo suena a Pérez-Reverte, quien demuestra una absoluta seguridad en su estilo y en su fórmula narrativa.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.