Edward W. Said, politólogo y catedrático de Literatura comparada en la Universidad de Columbia, es una figura controvertida y heterodoxa en muchos aspectos, blanco de filias y fobias, en permanente rebeldía contra la representación del poder. Nacido en una familia anglicana acomodada, Said es un palestino de Jerusalén comprometido con la causa de su pueblo a quien su condición de intelectual ha dado una gran fuerza y profundidad.
Fue miembro del Consejo Nacional de Palestina, del que se distanció en 1991 hasta convertirse en un significado crítico de Arafat, del que piensa que ha traicionado los valores de la revolución palestina. Esto no impide que Said se considere víctima de las víctimas del Holocausto y también del colonialismo occidental, contra el que se pronuncia constantemente.
Ha escrito cerca de una veintena de libros sobre política, teoría y crítica literaria, musicología -es un consumado pianista- y, sobre todo, crítica cultural. Su preocupación por las relaciones entre cultura y poder es constante. Entre sus obras destaca el clásico Orientalismo (1978), una proyección hacia las sociedades orientales -en particular del Oriente Próximo- del espíritu occidental que ejemplifica en algunos de los exponentes de la literatura europea del siglo XIX.
Fuera de lugar. Memorias (1) se editó hace dos años en Gran Bretaña y se publica ahora en español. Como indica su prefacio, es «la crónica de un mundo perdido y olvidado en lo esencial», una crónica personal desde el nacimiento del autor en 1935 hasta su doctorado en 1962, que culminó su etapa de estudiante en Princeton y Harvard.
El relato contiene numerosas alusiones a sucesos posteriores, como la guerra de 1967, el surgimiento del movimiento palestino, la guerra del Líbano, el proceso de paz de Oslo, etc. Todo esto arroja otra luz sobre los grandes desarrollos históricos de Oriente Próximo tras la II Guerra Mundial -la pérdida de Palestina, la constitución del Estado de Israel, el fin de la monarquía egipcia, entre otros-, que junto a los anteriores conforman el telón de fondo de esta crónica. Tal es el olvidado mundo que Said quiso y necesitó recuperar tras un periodo de su vida de pérdidas diversas: la muerte de su padre en 1971, la de su madre en 1990 y su vuelta a Palestina en 1992 al cabo de 45 años de ausencia. En 1991 le fue diagnosticada una enfermedad «aparentemente fatal», una leucemia, que la memoria le ayudó a afrontar.
Crónicas palestinas (2), traducción de la obra publicada el pasado año en Estados Unidos, es una recopilación de artículos sobre el conflicto de Oriente Próximo. Said apuesta por un Estado binacional mixto en la igualdad y en la coexistencia democrática, donde árabes y judíos puedan vivir juntos. El último capítulo del conflicto -el proceso de paz iniciado en Oslo en 1993- es visto por Said de modo pesimista, ya que «ni puede llevar a una auténtica paz, ni es probable que la favorezca en el futuro». Una convicción que, a la luz del curso posterior de los acontecimientos, parece revelarse bastante certera.
Marta Onandía_________________________(1) Fuera de lugar. Memorias. Grijalbo Mondadori. Barcelona (2001). 393 págs. 2.695 ptas. T.o: Out of place. Traducción: Xavier Calvo.(2) Crónicas palestinas. Árabes e israelíes ante el nuevo milenio. Grijalbo Mondadori. Barcelona (2001). 316 págs. 2.450 ptas. T.o.: The End of the Peace Process. Traducción: Francisco Ramos.