Cuando hace 10 años los autores de este libro publicaron su Manual del perfecto idiota latinoamericano no podían intuir hasta qué punto la idiotez denunciada iba a resultar eficaz y prolífica. Hoy podríamos decir que se han visto obligados a revisar lo escrito y actualizarlo, con cierta amarga sensación de haber acertado en el aviso.
Uno a uno repasan con rigor la situación sociopolítica de los países de la región. En primer lugar analizan los países a los que denominan “carnívoros”, partidarios de la dictadura política y la economía estatizada, entre los que Cuba se erige en “viejo patriarca” y Venezuela, en discípulo aventajado, repartiéndose los papeles de “inspiración” y “banca” de esta tendencia. A la zaga en este proceso de expansión del populismo va Bolivia, y en el camino Ecuador, metido de lleno en su reforma constitucional, y una inclasificable Argentina atrapada en el peronismo estrábico de su presidente y su esposa y sucesora. Derrotados han quedado en el camino candidatos apoyados por Caracas en México y Perú. El análisis pormenorizado de la evolución reciente de cada uno de estos países, aunque poco sistemático, va mostrando algunas claves de la situación.
Más reveladora resulta aún la presentación de modelos de “éxito”, los países que los autores denominan de “izquierda vegetariana”, que abrazan la democracia representativa y el mercado y entre los que encontramos a Chile, Perú, Brasil, Uruguay, e incluso Nicaragua. La consolidación del Estado de derecho se presenta como el gran protagonista de la paz social y el crecimiento y la estabilidad económica y, aunque no se analizan con profundidad, la corrupción, la inseguridad, las bolsas de pobreza y las desigualdades siguen siendo sus grandes enemigos.
En un mundo cada vez más globalizado los autores no podían renunciar a analizar la situación en Europa, especialmente en España, y de determinados autores de culto, “idiotas sin fronteras”: Noam Chomsky, James Petras, Ignacio Ramonet, Harold Pinter y Alfonso Sastre. Conscientes de la situación, y del papel motor que cumple la pobreza en la expansión del populismo, se presentan algunos modelos de éxito económico como España, Irlanda, Singapur o los países emergentes de Europa del Este.
Se trata de una buena puesta al día de la situación, algo desordenada en el planteamiento de sus capítulos y demasiado deudora de su autoría coral. Los análisis particulares son clarificadores, pegados a la realidad. Pero al acabar el libro uno no termina de saber en qué consiste eso del populismo latinoamericano y cuáles son, más allá de las arcas de Chávez, las claves de sus recientes éxitos. Quizás el capítulo final en el que se cuestionan los orígenes podría haber dado más de sí.
Pero siempre nos quedará la receta final de antídotos, especialmente en los libros de Carlos Rangel y Jean-François Revel.