Las brujas y el inquisidor, novela ganadora del Premio Primavera 2023, es la última obra de María Elvira Roca Barea, autora de Imperiofobia y leyenda negra, uno de los ensayos más vendidos en España en los últimos años.
La novela, de base rigurosamente histórica, arranca en 1609 en la aldea de Zugarramurdi, donde se sabe que algunos vecinos fueron acusados de brujería. El fenómeno comenzó a extenderse y se convirtió en un grave problema, ya que además de hechizos, se hablaba de vuelos nocturnos, mal de ojo y relaciones sexuales con el diablo. Por este motivo, el inquisidor general, Bernardo de Sandoval, envió a Logroño, sede del Santo Oficio, a un burgalés, Alonso de Salazar, para investigar el caso.
Salazar comienza a indagar y recorre todos los pueblos de la zona para recopilar testimonios. Es un hombre culto e íntegro, poco amigo de supercherías, racional, que no se deja influir por habladurías. En definitiva, alguien que busca la verdad. Roca Barea lo describe en profundidad, convirtiéndolo en una especie de arquetipo. De hecho, Salazar logró un importante cambio en el procedimiento inquisitorial. El caso concluyó con un auto de fe en 1610.
La autora ambienta muy bien los hechos y crea una siniestra atmósfera en la que no faltan secuencias escabrosas por la temática tratada. Gracias a su exhaustivo conocimiento histórico, rompe falsos estereotipos acerca de la Inquisición y la caza de brujas, explicando que no tuvieron la magnitud que se piensa. Asimismo, muestra cómo se elaboró la leyenda negra en el contexto de las guerras de religión y la lucha por el poder. Barea reivindica la obra de Salazar, uno de los pioneros en romper los clichés construidos en torno a la figura del inquisidor.
Sustentada por una excelente documentación, la novela está narrada con rigor, amenidad y agilidad. Aporta, además, algo de cordura al –a veces fantasioso– género de la novela histórica.