Hace tres años irrumpió en Twitter Titania McGrath, una activista radical, ecosexual, poeta interseccional y algunos extraños adjetivos más que pueden leerse en la bio de su cuenta. Titania se dedicaba a defender de manera fanática el, ya de por sí fundamentalista, credo woke. Detrás de Titania –se descubrió pronto– estaba el cómico y escritor satírico británico Andrew Doyle. Dos años después publicaba –con el pseudónimo de Titania– Woke, un hilarante ensayo que resumía y demolía los principales postulados de este movimiento.
Ahora publica un segundo libro en el que disecciona algunos personajes que se consideran –a veces ellos mismos, otras veces, torticeramente utilizados– iconos woke o anti-woke. La obra, como su título indica, se plantea como un manual para iniciar a los niños en el activismo woke. Este objetivo es, por supuesto, paródico. Es un libro para adultos que denuncia el nivel de adoctrinamiento de una parte importante de este movimiento de la izquierda y, en ese sentido, como señala Fernando Savater, estamos ante un texto “divertidísimo pero también espeluznante, que nos enseña lecciones de la imbecilidad moral que hoy se va volviendo obligatoria”.
Si Woke era una obra divertida, Mi pequeño libro… es directamente hilarante. Por una parte, porque el tono utilizado –más explicativo por dirigirse supuestamente a niños– remarca el absurdo de muchos postulados y porque, al dedicar cada capítulo a un personaje, resulta más ligero y ocurrente.
Esto no significa que el texto de Doyle pierda valor intelectual. Hay un importantísimo trabajo de documentación en este pequeño libro. Cada uno de los personajes elegidos tiene una historia woke detrás: a veces son sucesos que han ocupado páginas de periódicos (hilarante el capítulo dedicado a Jessica Yaniv, sobre todo cuando se leen las crónicas de esos días); otras, famosos con millones de seguidores en las redes, y un tercer grupo son personajes históricos que se utilizan a favor o en contra según convenga.
Lo más interesante del libro es que entender la cultura woke, con su jerga de iniciados, no es fácil; sin embargo, es mucho más sencillo entenderla a través de las acciones y luchas que encarnan personajes e iconos concretos. Doyle reduce al ridículo muchas de las causas y planteamientos de esta nueva izquierda, simplemente al dejar que sus protagonistas hablen.
Al final, se aprende mucho de un pequeño libro que parece infantil e inofensivo y es una auténtica bomba de desactivación del postureo woke.
Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta