Pero ¿qué será de este muchacho?

Galaxia Gutenberg.

Barcelona (2013).

112 págs.

14,50 €.

Traducción: Joan Fontcuberta.

TÍTULO ORIGINALWas soll aus dem jungen Bloss werden? oder: Irgendwas mit Büchern

GÉNERO

Heinrich Böll (1917-1985), premio Nobel de Literatura en 1972, se arrogó el papel de Pepito Grillo de la conciencia alemana del siglo XX. El coraje moral que traslucen sus novelas más famosas (Opiniones de un payaso, Retrato de grupo con señora o El honor perdido de Katharina Blum) se advierte también en estas dispersas memorias que abarcan sus años de escolar, desde que Hitler llega a la cancillería en 1933 hasta que el autor obtiene su título de bachiller en 1937.

Como reconoce Böll al principio, la memoria puede traicionarle –escribe casi cincuenta años después de los episodios que relata–, pero garantiza “la atmósfera y la situación”, así como “los hechos en ella inscritos”. Y no decepciona.

Porque frente a otros libros más graves que han plasmado el terror que siguió a la instauración del “Reich de los mil años”, hay aquí una frescura, una inmediatez y un antojo por el detalle que aportan una perspectiva diferente y pintan un cuadro de la Alemania de los años treinta más inteligible, si cabe.

Böll era un adolescente de Colonia, como cualquier otro, cuando Hitler conquistó el poder. Ya entonces sentía una “aversión invencible” por los nazis, no solo política sino también estética; y, a diferencia de tantos coetáneos suyos que solo vieron las orejas al lobo cuando ya se había zampado media Europa, el joven detectó muy pronto el impetuoso clima de miedo y fue consciente de la intolerancia y las purgas, soportables solo por la ilusión de que el régimen caería más pronto que tarde.

Aunque sus divagaciones le hacen apuntar a múltiples blancos, una y otra vez vuelve sobre la escuela. Y, a diferencia de otros hermanos de lengua, Musil sin ir más lejos, Böll no carga las tintas contra sus profesores, con quienes simpatiza o se muestra comprensivo. Antes bien, lanza sus anatemas contra un sistema educativo contaminado de patrioterismo y política de baja estofa: “En la escuela no aprendíamos para la vida, sino para la muerte”. Los maestros eran cultos y honestos, sí, pero esas virtudes no impidieron que una generación de cachorros alemanes se despeñara por el barranco de la guerra.

Aunque el contexto político resuelve la mayor parte de las páginas, hay espacio para otros recuerdos: sus escapadas en bicicleta, su instrucción paralela en la biblioteca del párroco, el contrabando de tabaco y la venta de libros, las clases de educación sexual, la vida familiar –hostigada por unas estrecheces que refutan el mito del milagro económico de Hitler– o su inconstancia a la hora de inclinarse por una profesión, lo que inquietaba sobremanera a sus padres y amigos, que no cesaban de preguntarse: “Pero ¿qué será de este muchacho?”.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.