Temas de Hoy. Madrid (1994). 452 págs. 2.600 ptas. Edición original: Fayard. París (1994).
Touraine, de 70 años, es uno de los sociólogos más famosos y prestigiados. Últimamente, con Crítica de la modernidad (ver servicio 146/93), se ha sumado a los autores, ya mayoría, que piensan que la modernidad, tal como ha sido entendida habitualmente, está en crisis. Pero ni Touraine ni nadie quiere renunciar a la racionalidad, tal como hacen algunos posmodernos; no todos, desde luego.
La democracia, asociada siempre a la modernidad, necesita también de crítica. Y así se hace en este libro. Criticarla para preservarla y mejorarla.
La propuesta de Touraine no es del todo clara, porque el libro no presenta una buena sistematización. No hay sistema, en realidad, sino un conjunto de pinceladas sobre distintos temas: los derechos humanos, la limitación del poder y la representatividad de los actores políticos.
De vez en cuando, buenas y grandes intuiciones: ni el Estado de Derecho ni, menos aún, la economía de mercado, aseguran la democracia. Condición necesaria de la democracia, pero no aún condición suficiente. Como tampoco asegura la democracia la identificación del ciudadano con la voluntad general. Mucho más clara es la necesidad de limitar el poder en favor de la verdadera liberación del sujeto, de la persona.
Qué importante es esto, y qué oportuno. Es una pena que Touraine nunca acabe de profundizar en las últimas razones. En parte porque su idea sobre los fundamentos de los valores es muy vaga, al aceptar una laicización que hace inútil la religión. La democracia, dice, se basa en realidad en valores morales. Pero éstos no parecen bien fundados. De todos modos, a veces, a partir de lo ocurrido de facto, Touraine reconoce que la religión ha servido tanto para apoyar a poderes absolutos como para liberar al hombre.
Aun así, su receta para una democracia como idea nueva no es difícil de compartir: defensa de la diversidad, de la pluralidad, liberación del individuo, limitación del poder del Estado, unidad ciudadana; pero, a la vez, no a dejar todo a las leyes del mercado, al individualismo galopante, a los comunitarismos que acaban fácilmente en fundamentalismos.
Libro difícil de leer, porque falta aquí la tradicional clarté francesa. Adecuado para universitarios de cierto nivel. Y en ese nivel, la obra es bastante fundamental para entender por dónde van hoy los tiros de una improrrogable crítica a los tópicos democráticos, que tanto obstaculizan una democracia real.
Rafael Gómez Pérez