Europa hace más flexible su sistema laboral

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En Europa el sistema laboral está aún muy lejos de mostrar la flexibilidad del estadounidense. Sin embargo, con el claro objetivo de reducir el paro, bastantes países del Viejo Continente están introduciendo reformas que restan cargas sociales a las empresas o facilitan la contratación.

En Francia, el gobierno aprobó el pasado año una ley que ofrece a las empresas recortar el 40% de las cargas sociales en todos los salarios si reducen la semana laboral en un 10% y aumentan la plantilla en una proporción similar. Además, para aquellas empresas cuyos trabajadores hayan reducido sus horas de trabajo e incrementado su plantilla en un 15%, todos los salarios, viejos y nuevos, obtendrán una rebaja de los costes sociales de un 50%.

Medidas parecidas se han puesto en marcha en la vecina Bélgica, como explica la revista Time (2VI-97). El gobierno ha propuesto disminuir la contribución a la seguridad social a las compañías que reduzcan la jornada laboral en lugar de recurrir a despidos masivos. Una normativa prevé bajar la carga social de cada nuevo empleo en unos 4.300 dólares anuales. Y se suprimen las limitaciones de franjas horarias para trabajar, horas nocturnas, etc.

En España, país con un desempleo superior al 20%, empresarios y sindicatos firmaron a finales de abril una nueva reforma laboral. Entre otras medidas, se reduce la indemnización por el despido. Hasta ahora, si el despido era injustificado -como casi siempre era considerado por los tribunales-, los trabajadores tenían derecho al salario de 45 días por cada año trabajado, la más alta indemnización en Europa. Bajo el nuevo acuerdo, se pondrá en marcha un nuevo tipo de contrato indefinido destinado a trabajadores con más dificultad para ser contratados (jóvenes, parados de larga duración, minusválidos, mayores de 45 años) o para convertir contratos temporales en fijos. Y la indemnización de este contrato se reduce a 20 días por año trabajado cuando es por causas objetivas (económicas, organizativas, de producción); si el despido es improcedente, la indeminación es de 33 días por año, con un máximo de 24 mensualidades.

En Alemania, tras el fracaso de la «Alianza por el Empleo», contra el aumento galopante del paro, sindicatos y empresarios están inventando medidas concretas según las necesidades de cada fábrica. Y las empresas pequeñas y medianas están introduciendo semanas laborales que van de 32 a 40 horas, práctica que antes era impensable.

Italia tiene una de las más rígidas normativas laborales de Europa. Pero, en el norte, la gran cantidad de empresas pequeñas, exentas de algunas cargas especialmente gravosas, le permite no tener casi parados, en fuerte contraste con el sur del país.

A excepción de Gran Bretaña, Holanda es la nación europea con el sistema laboral más flexible. Tiene un 6% de paro y un progresivo crecimiento económico. Su éxito se basa en una reforma de hace 15 años, que sólo tenía dos páginas. Los sindicatos, representados entonces por Wim Kok -ahora primer ministro-, aceptaron salarios moderados a cambio de reducciones de la jornada laboral, y urgieron al gobierno a introducir empleos a tiempo parcial y contratos más flexibles. Hoy, el 37% de los empleados holandeses trabajan a tiempo parcial, la más alta proporción del mundo industrializado.

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