Los “millennials” maduran y buscan estabilidad

publicado
DURACIÓN LECTURA: 5min.

La crisis produjo los “ninis”. Chicos y chicas de la generación millennial con edad de incorporarse al mercado laboral que, pasado el tiempo, se quedaban en el limbo. ¿Estudias o trabajas?, decía la clásica pregunta: ni una cosa ni la otra. Apáticos, despreocupados, inconstantes; así eran vistos por los mayores. Pero hay indicios recientes de que estos jóvenes están madurando y de que su inestabilidad es sufrida, no querida.

En España cada vez hay más millennials que no son “ninis”, y a ellos se une la categoría de menores de 25 años que desde 2008 se han ido al extranjero en busca de oportunidades. Unos 250.000, o quizá 800.000 si consideramos los no inscritos en los consulados españoles, según el libro Volveremos. Memoria oral de los que se fueron durante la crisis, de Noemí López Trujillo y Estefanía S. Vasconcellos. ¿Es tan clara esta tendencia? ¿Qué huella han dejado la crisis y sus consecuencias en las jóvenes generaciones? ¿Cómo son y cómo trabajan los millennials?

El 65% de los “millennials” considera que un trabajo a tiempo completo les daría más estabilidad salarial y laboral, pero a la vez quieren flexibilidad laboral

La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de 2017, publicada a finales de abril, arroja datos positivos para el sector más joven del mercado, aunque no para otros. La tasa de paro juvenil (menores de 25 años) baja al 41,6%. El número absoluto descendió en 22.100 personas (–3,6%) desde el trimestre anterior, lo que sitúa el total en 591.800. El empleo aumentó en el grupo de 20 a 24 años con 14.800 ocupados más.

Sin embargo, el dato no parece suficiente para alzar las campanas al vuelo. La situación dista de aproximarse a la media de la Unión Europea. En un informe publicado hace un mes, el Tribunal de Cuentas de la UE reprendía a España por la falta de resultados en la aplicación del sistema de garantía juvenil. Según Eurostat, la tasa de paro juvenil de España es el segundo peor dato de toda la UE, sólo por detrás de Grecia. De los cuatro millones de menores de 25 años desempleados en la UE, más de medio millón son españoles.

¿Qué preocupa a los “millennials”?

Esta situación sale reflejada en la sexta Encuesta Millennials, de Deloitte, que analiza las inquietudes y expectativas de los millennials de treinta países, incluida España, y su forma de trabajar y de relacionarse con otras generaciones.

Además de la crisis económica, el turbulento año 2016 –marcado por hechos como el Brexit, la elección presidencial en Estados Unidos y los sucesivos atentados terroristas– ha sacudido la confianza de los millennials, volviéndolos más cautos.

El miedo y la desconfianza crecen en los mercados maduros, donde solo el 36% de los millennials creen que serán más felices que sus padres. Los que residen en países emergentes esperan tener una situación mejor que sus padres económicamente (71%) y personalmente (62%).

Les preocupa la inseguridad y la incertidumbre provocada por los conflictos armados, el terrorismo y la delincuencia, y se muestran menos propensos a cambiar de empleo (solo lo haría el 38% frente al 44% del año anterior). Además, el 65% considera que un trabajo a tiempo completo les daría más estabilidad salarial y laboral.

Pero eso no significa que estén dispuestos a vender su alma al trabajo. Como sus mayores por razones fundamentalmente familiares, también ellos valoran la flexibilidad laboral. En líneas generales, el 84% de los millennials dicen que disfrutan de ella en cierto grado, y el 39% considera que su organización ofrece entornos de trabajo muy flexibles.

Según el informe de Deloitte, la flexibilidad en el entorno de trabajo tiene más impacto en la lealtad y la responsabilidad de los empleados. En las organizaciones con menos flexibilidad, la proporción de millennials que abandonan la empresa en 2 años asciende al 45%, frente al 35% en las que tienen políticas más flexibles. Por lo que hace a la responsabilidad, la diferencia también es clara: en las organizaciones con mayor flexibilidad, el 34% de los millennials se sienten responsables de la reputación de su empresa, mientras que el porcentaje se reduce al 12% en compañías con flexibilidad limitada.

Los millennials se sienten cómodos con aquellos líderes, tanto políticos como empresariales, que usan un lenguaje simple y directo, que expresan sus opiniones con franqueza y pasión. Pero rechazan a los que toman posiciones controvertidas, creen división o pretendan una transformación radical.

Esfuerzo conjunto

Son muchos los estudios y análisis que han abordado el desencuentro entre las distintas generaciones en el ámbito laboral, como Los millennials ante el desafío profesional, de Chip Espinoza. Aunque siempre se han producido diferencias generacionales, ahora la brecha es profunda y difícil de suturar. Los empresarios maduros consideran a los empleados más jóvenes narcisistas, impacientes y faltos de compromiso. Los jóvenes a su vez reaccionan.

Además de la crisis económica, el turbulento año 2016 ha sacudido la confianza de los “millennials”, volviéndolos más cautos

A esa idea responde una joven de esa generación, Abi Wilkinson, en un artículo para The Guardian titulado “Los millennials no somos unos flojos perezosos; simplemente pretendemos no trabajar gratis”. La autora emplea una lúcida analogía para explicarlo: “No puedes experimentar un amor profundo si cambias de novio cada seis meses. Lo mismo ocurre con los trabajos. La analogía es más precisa si el novio en cuestión te maltrata emocionalmente, te aísla de tus amigos, exige tu atención a todas horas del día (…). Mientras el mundo siga girando, las personas mayores continuarán quejándose de que las generaciones más jóvenes no se adhieren adecuadamente a las normas sociales establecidas. La cuestión más interesante es si esas normas deben darse por válidas”.

Tras la encuesta de Deloitte quizá se vislumbra, además del idealismo juvenil atemperado por el realismo, el esfuerzo que están haciendo las organizaciones por adaptarse y cambiar, no solo en su relación con los millennials. No se trata solo de adaptarse a las nuevas generaciones sino de comprender que hemos tocado fondo, el mundo ha sufrido una revolución tecnológica y la situación de incertidumbre reclama un cambio de paradigma para el que los millennials están más preparados porque son jóvenes, no tienen nada que perder y sí mucho que ganar.

Como concluye Abi Wilkinson, a medida que la línea entre el trabajo y la vida en el hogar se vuelve cada vez más borrosa, con una jubilación incierta, empleos mal remunerados y asegurados, los jóvenes deben resistir la erosión gradual de los derechos laborales que sus antepasados se esforzaron por asegurar. Puede ser un buen momento para empezar a recuperarlos entre todos.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.