Hoy se dice que los modelos de familia de los europeos han cambiado de forma espectacular. Pero los últimos datos de Eurostat permiten hacerse una idea más ajustada de la dimensión de ese cambio: aunque la cohabitación previa está contribuyendo a retrasar el matrimonio, este sigue siendo la opción preferida por la inmensa mayoría de las parejas en la UE.
En un informe titulado People in the EU: who are we and how do we live?, la oficina estadística de la Unión Europea señala que el retraso de la edad media de contraer matrimonio hasta después de los 30 años –como es el caso para los hombres en 25 de los 28 países de la UE– “podría estar vinculado, al menos en parte, a que algunos adultos jóvenes conciben la cohabitación como una forma de ‘matrimonio a prueba’, mientras que otros solo se casan cuando deciden formar una familia”.
Por primera vez desde 1999, España ha registrado más muertes que nacimientos en la primera mitad de 2015
Sin embargo, para la mayoría de parejas, el matrimonio acaba llegando. De acuerdo con los datos de los censos de población y vivienda de 2011 realizados en la UE, casi tres cuartas partes de las parejas en la UE están casadas (el 71,2%). El 28,8% restante de núcleos familiares está formado por uniones registradas (0,2%), parejas de hecho (12,6%) y hogares monoparentales (16%).
La nota de prensa de Eurostat mete en el mismo saco a los matrimonios y a las uniones registradas, para diferenciarlos de las parejas de hecho reacias a formalizar su convivencia de cualquier forma. Pero el modelo de las uniones registradas interesa poco a los europeos, salvo en Francia, donde los “pacs” (“pacto civil de solidaridad”) están en alza, al contrario de lo que ocurre con los matrimonios.
El peso de la soledad
Puestos a hablar de cambios radicales en la estructura familiar habría que fijarse en el elevado porcentaje de hogares monoparentales: en 2011 representaban el 16% del total de núcleos familiares de la UE. De ellos, el 13,4% son madres solas con hijos, en comparación con el 2,6% de padres solos con hijos.
La edad media de la población de la UE ha pasado de 36,2 años en 1994 a 42,2 en 2014
Este fenómeno también está muy extendido en EE.UU., donde ya hay casi 11 millones de hogares monoparentales, frente a los 3,3 millones que había en 1970. La mayoría (8,6 millones) son madres solas, según un reportaje del Washington Post basado en los datos del censo. Otro cambio importante: 4 de cada 10 nacimientos en EE.UU. son de madres solas, frente a 1 de cada 10 en 1970.
Las dificultades económicas de estos hogares son grandes: en EE.UU., los sostenidos por madres solas tienen unos ingresos medios equivalentes a un tercio de los que tienen las familias con padre y madre casados.
Pero la escasez de recursos no es lo único que preocupa a estas madres: la soledad es otro factor que está detrás de la incipiente tendencia a compartir casa entre madres sin pareja. Cerca de 120.000 madres solas de EE.UU. se han registrado en CoAbode, una web que conecta a madres sin pareja para compartir vivienda.
Los hogares formados por madres solas con hijos representaban en 2011 el 13,4% del total de núcleos familiares de la UE
Otro tipo de hogar –distinto de los monoparentales– que está en alza en Europa son los formados por una sola persona: ya suponen casi un tercio (31,8%) del total en la UE. Los mayores porcentajes de hogares unipersonales se han registrado en tres países nórdicos –Dinamarca (45%), Finlandia (40,8%) y Suecia (39,9%)–, así como en Alemania (40,5%). El 41,8% de las personas que viven solas en la UE tienen 65 o más años, y el 56,6% son mujeres.
Más muertes que nacimientos en España
El informe de Eurostat constata también que la población europea ha envejecido notablemente en las dos últimas décadas: la edad media de la UE ha pasado de 36,2 años en 1994 a 42,2 en 2014. Los países más jóvenes son Irlanda (36), Chipre (36,8) y Eslovaquia (38,6).
El 71,2% de parejas en la UE están casadas, frente al 12,6% de parejas de hecho
La edad media de España es 41,8 años, más baja que las de otros 14 países de la UE. Pero su situación demográfica no es alentador. Según los datos provisionales del INE relativos al primer semestre de 2015, recién publicados, por primera vez desde 1999 España registró más muertes que nacimientos: en periodo se murieron 225.924 personas y nacieron 206.656, lo que arroja un saldo negativo de 19.268.
Al problema del envejecimiento de la población se suma el de la baja natalidad, una combinación que acelera la inversión de la pirámide poblacional. El escenario actual de España no es muy halagüeño: las españolas no tienen su primer hijo hasta los 31,8 años y solo tienen una media de 1,3.