Son múltiples las bondades a nivel laboral, y también a nivel personal, del salario emocional. Mayor productividad, mayor implicación en la empresa, menor absentismo. Sin embargo, cada vez se está haciendo más patente que este concepto –y su implementación– requiere una nueva revisión, porque son varios los críticos que lo han identificado como una forma de blanqueamiento de la precariedad laboral.
The Emotional Salary Barometer define el salario emocional como “las ganancias no económicas obtenidas del trabajo que nos motivan, cambian la percepción de nuestra labor y conducen al desarrollo personal y profesional”. Su traducción y materialización en algunas empresas –sobre todo, del mundo tecnológico y ecosistema startup– son: fiestas con …
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Un comentario
Muy bueno!