Vejez

Para asegurar la atención de las personas con demencia, hay que revalorizar la labor de los cuidadores.
El aumento de la población de mayores demanda un mayor apoyo gubernamental a ese segmento, así como iniciativas privadas que les resulten motivadoras.
Tras la elevada mortalidad en las residencias de personas mayores en muchos países durante la pandemia, es necesario plantearse cómo atenderlas mejor con fórmulas adaptadas a las distintas situaciones.
Estos días están poniendo de relieve algo que los estudiosos del envejecimiento llevaban tiempo señalando: es vital una red de relaciones positivas de proximidad.
La falta de relaciones se hace más dolorosa al final de la vida.
Varias iniciativas gubernamentales y privadas favorecen los espacios compartidos entre ancianos y jóvenes, para crear vínculos mutuamente beneficiosos.
En Finlandia, donde el envejecimiento de la población va a gran velocidad, varias ciudades aplican un programa de visitas virtuales a personas mayores que viven solas.
Los cuidadores de pacientes de alzhéimer pueden hundirse en el aislamiento social y la depresión a causa de su dedicación absoluta al enfermo. Hay forma de sacarlos a flote.
Mientras en Occidente, uno de cada tres o cuatro mayores vive solo, en los países en desarrollo, la familia extensa acoge a la mayoría.
La percepción de los mayores como un problema empieza a ser contrarrestada con otra en la que ellos mismos se ven como protagonistas de sus vidas, con mucho que aportar.
La idea tradicional de la vejez presenta como prototipo la mujer anciana viuda y sola, ¿pero es real?
En varios países, niños y ancianos comparten espacio en guarderías-residencias, y la interacción supone un mutuo beneficio.
El movimiento Comunidades y Ciudades Compasivas persigue implicar a la población en el cuidado de las personas que pasan por un proceso de enfermedad crónica y final de vida.
La posibilidad de comer en compañía de familiares o amigos funciona como un antídoto contra la infelicidad y favorece la salud. Varios estudios lo avalan.
Algunos hogares de ancianos en Holanda reproducen, como terapia para sus pacientes con demencia, sus anteriores contextos de vida. Es caro, pero muestra resultados positivos.
El envejecimiento de la población puede suponer mayores incidencias negativas en la salud y la economía de las mujeres, que son la mayor parte de los cuidadores. Ya sucede en EE.UU.
En la atención a los mayores, el énfasis excesivo en la autonomía puede llevar a olvidar el derecho de los desvalidos a ser cuidados.
En Gran Bretaña, el recurso a personas del lugar para que atiendan a ancianos a domicilio, y así no haya que enviarlos a residencias, ahorra dinero a los servicios sociales y reduce el paro.
El programa Convive une a ancianos con necesidad de compañía y a estudiantes con necesidad de alojamiento. Entrevistamos a Marcos Böcker, responsable de la iniciativa.