En 1994 se celebró en El Cairo la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (ICPD), que provocó una dura polémica sobre políticas demográficas y, en especial, sobre el derecho al aborto. El proyecto de documento final, cocinado por el Fondo de Población de la ONU (FNUAP) y apoyado por la Administración Clinton, se encontró con la fuerte oposición de la Iglesia católica, que aglutinó también la de varios países latinoamericanos y musulmanes. Al final se aprobó el plan de acción con un amplio consenso, pero con cambios importantes que implicaban no reconocer el derecho al aborto, ni subsumir el matrimonio dentro de una pluralidad de formas de familia, y dar a las políticas demográficas un enfoque más global que el mero control de la natalidad (cfr. servicio 120/94).
Cinco años después, se ha celebrado en La Haya del 8 al 12 de este mes un foro, organizado por el FNUAP, para evaluar la puesta en práctica del plan de El Cairo. Se trata de una de las reuniones que están teniendo lugar para preparar la más importante, que será una sesión especial de la Asamblea General de la ONU en Nueva York del 30 de junio al 2 de julio.
La reunión de La Haya ha servido sobre todo para advertir las nuevas tácticas del FNUAP. El lenguaje agresivo se ha suavizado para evitar la confrontación y se ha procurado a toda costa eludir cualquier debate sobre el aborto. El FNUAP quiere dar la impresión de que toda la comunidad internacional está de acuerdo en los objetivos, y a la vez intenta que se imponga su modo de entender los «derechos reproductivos» (cfr. servicios 45 y 103/98).
En el informe final de la reunión de La Haya, que fue preparado por el secretariado de la conferencia y aprobado sin debate, se advierten los objetivos prioritarios del FNUAP.
El principal es lograr que los países firmantes del acuerdo de El Cairo desembolsen efectivamente los recursos financieros acordados para las actividades en materia de población. El plan preveía pasar de los 5.000 millones de dólares anuales de entonces a 17.000 millones en el año 2000 (de ellos, el 60% para planificación familiar y el 30% para programas de salud reproductiva).
Pero, según se dijo en el foro, los donantes se hacen de rogar. Mientras que los países en desarrollo están gastando en estos programas el 70% de lo que se comprometieron en El Cairo, los países donantes no han pasado del 25%. Bien es verdad que los países en desarrollo son animados por instituciones poderosas como el Banco Mundial. Según dijo su representante en la conferencia, desde 1994 el Banco ha aumentado sus préstamos para programas de población hasta 2.000 millones de dólares, «vinculando» estos créditos a sus programas de lucha contra la pobreza.
Planes dirigidos a los adolescentes
Para promover la «maternidad segura», el informe final hace hincapié en la necesidad de que esté disponible una amplia gama de métodos anticonceptivos, incluida la «contracepción de emergencia» («píldora del día siguiente», generalmente a base de altas dosis de hormonas). Al mismo tiempo se reconoce que se han hecho pocos progresos para reducir la mortalidad materna en algunos países. La contracepción de emergencia vuelve a mencionarse después como medio de evitar el «aborto inseguro».
El texto de La Haya destaca también como una de las prioridades asegurar los derechos sexuales de los adolescentes, que incluyen educación sexual y provisión de anticonceptivos, «asegurando la confidencialidad». Aquí el FNUAP vuelve a la carga sobre uno los puntos polémicos de la Conferencia de El Cairo, cuando intentó, sin éxito, que los padres no tuvieran nada que decir en este asunto.
En La Haya, antes del foro de las delegaciones gubernamentales, hubo un Foro de los jóvenes y otro de las ONG. El de los jóvenes responde a una de las prioridades que se ha marcado el FNUAP, como objetivo de planes y proyectos educativos. Los participantes en el foro eran asociaciones de jóvenes, por lo general las delegaciones nacionales juveniles del propio FNUAP, con lo que el apoyo está asegurado.
El Foro de las ONG refleja el creciente papel que se les atribuye en la puesta en práctica del plan de acción de El Cairo, canalizando cada vez más la financiación a través de ellas. Entre las ONG están desde poderosas organizaciones antinatalistas como la International Planned Parenthood Federation hasta otras más pequeñas que realizan sobre el terreno lo que los gobiernos no pueden hacer directamente por razones políticas.
La revisión de la puesta en práctica de lo acordado en El Cairo debería también tener en cuenta las nuevas cifras demográficas, que descalifican las previsiones que entonces se utilizaron. Para crear un clima favorable a sus objetivos, el FNUAP hizo entonces un discurso que sembraba la alarma sobre el peligro de «superpoblación» mundial. Sin embargo, la División de Población de la ONU, una agencia distinta del Fondo que se dedica a publicar estudios analíticos sobre la evolución demográfica, viene revisando a la baja las previsiones de aumento de la población mundial, tendencia confirmada en todos sus informes antes y después de la Conferencia de El Cairo.
La amenaza que nunca existió
En el informe Perspectivas de la población mundial de 1992, la División de Población preveía que, según la hipótesis más probable, en el año 2050 la población mundial alcanzaría los 10.000 millones; en la revisión de 1994, bajaba a 9.800; en la de 1996, a 9.400; y en la de 1998, a 8.900.
Su informe, que se revisa cada dos años, indica que la tasa de crecimiento de la población y los índices de fecundidad están disminuyendo en todas partes. Mientras que en el periodo 1965-1970 la población mundial crecía un 2% anual, hoy lo hace a un ritmo del 1,3%, con lo que este año se alcanzarían los 6.000 millones. El número de hijos por mujer (índice sintético de fecundidad) ha bajado de 3,6 en 1980-85 a 3 en el periodo 1990-95. En 61 países, que suponen el 44% de la población mundial, ni tan siquiera se alcanza el nivel del 2,1 indispensable para la sustitución de generaciones.
Los demógrafos de la División de Población son cautos respecto a los motivos de freno al crecimiento. Sin duda influye la difusión de las técnicas anticonceptivas, el aborto y la esterilización. Pero hay también otros factores importantes: el retraso en la edad de matrimonio; la urbanización; el descenso de la mortalidad infantil, que hace que los padres tengan menos hijos; la creciente instrucción de la mujer… También hay causas negativas, como la difusión del SIDA, especialmente en el África subsahariana, que va a amenazar su futuro demográfico.
El FNUAP dice ahora que la amenaza de superpoblación se ha evitado, gracias a las medidas que se tomaron en El Cairo, aunque no conviene bajar la guardia. Pero con los mismos datos podría decirse que esas tendencias se advertían ya antes de 1994, y que la amenaza de superpoblación sólo existía en la propaganda del FNUAP.
_________________________Con informaciones de Carmen Montón desde La Haya.