Llámenlo “neouniversalismo”, liberalismo político clásico o simple hastío con una visión del mundo que reduce la vida social a un conflicto permanente entre opresores y oprimidos. A los heterodoxos de centroizquierda que en su día se jugaron sus puestos de trabajo por denunciar el iliberalismo woke, se les van sumando otros izquierdistas que aconsejan combatir el racismo sin caer en un juego de suma cero.
A menos de una semana para las elecciones legislativas de Estados Unidos (8 de noviembre), una de las incógnitas es cómo influirá en el voto el apoyo del Partido Demócrata a causas o doctrinas woke, sobre todo el de algunos de sus miembros a las más impopulares como el movimiento a favor de reducir el presupuesto de la policía (“Defund the…
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