Infinity War terminaba con la victoria absoluta de Thanos; la mitad de la humanidad fue aniquilada, la otra mitad está abrumada por el dolor y la depresión que también afecta a los Vengadores supervivientes. Pasan cinco años y entonces Ant-Man -que había desaparecido en el universo cuántico al final de su película– regresa al mundo; para él sólo han pasado cinco horas y por ello piensa que tal vez tiene la solución, un modo de recuperar las gemas que dieron el poder a Thanos. Pero hace falta volver a reunir a los Vengadores, volver a formar un equipo y jugárselo todo (lo que queda) otra vez.
Cuarta película de superhéroes de los hermanos Anthony y Joe Russo (dos del Capitán América y Vengadores: Infinity War), siempre con guiones de Christopher Markus y Stephen McFeely. Vuelven a superarse. Por una parte, han construido la historia despacio –tener tres horas a su disposición lo ha permitido–, dedicando el tiempo necesario a cada uno, ya que cada uno sufre a su manera: Iron Man, Hulk, Ojo de Halcón o la Viuda Negra reaccionan de modos totalmente diferentes. Los relatos íntimos están cuidados con detalle y permiten apreciar mejor el camino de cada héroe, lo que le cuesta asumir su papel. Por eso, los cinco años de respiro importan, y la nueva reunión del grupo tiene un sabor distinto: hay nostalgia por un lado, pero también experiencia acumulada; los héroes son muy conscientes de lo que arriesgan, su sacrificio es más consciente y transmiten ese pathos al espectador.
Además de ese tono épico, superior a todo lo que han hecho antes, Vengadores: Endgame hace encaje de bolillos para acabar bien los detalles y no dejar cabos sueltos: hay muy numerosas alusiones y guiños a escenas o historias que han aparecido en películas, comics o series de televisión, a la vez que invitan al espectador avezado a jugar una especie de quiz con los personajes de Marvel, momentos de humor que llegan en el momento oportuno. Estos van desde un simple cameo a auténticas subtramas que son hallazgos.
La acción gana en intensidad casi continuamente, desde los primeros pasos al clímax final que presencia una emotiva y antológica reunión de superhéroes como nunca se ha visto. Por otra parte, el mensaje no deja de ser importante: hay cosas que vale la pena hacer, cueste lo que cueste.