Después de tres vibrantes aventuras fílmicas con una buena parte del equipo de superhéroes de Marvel Comics —Los vengadores (2012), Vengadores: La era de Ultrón (2015), Capitán América: Civil War (2016)— y unas cuantas aventuras de cada uno por su cuenta, hasta los seguidores más entusiastas exigían al binomio Disney-Marvel más capacidad de riesgo, más originalidad y más sorpresas, sobre todo argumentales, pero también formales.

Pues bien, hasta los más rigurosos de esos inconformistas van a quedar saciados con esta nueva entrega, Vengadores: Infinity War, primera parte de la adaptación de una serie limitada de seis cómics, publicados por Marvel en 1992. Para mayo de 2019 está previsto el estreno de la segunda parte.

Tras las dolorosas divisiones y separaciones que generó la Guerra Civil, casi todos los Vengadores deberán unir sus fuerzas en varios frentes con los Guardianes de la Galaxia a fin de intentar parar a Thanos. Este obsesionado y brutal Titán Loco está engarzando las cinco Gemas del Infinito en un mágico Guante con un objetivo demencial: aliviar la supuesta sobrepoblación del universo, eliminando “por compasión” a la mitad de los habitantes de todos los planetas habitados, incluida, claro está, la Tierra.

Como ya hicieron en Capitán América: El Soldado de Invierno y Capitán América: Civil War, los hermanos Anthony y Joe Russo (Bienvenidos a Collinwood) exprimen al máximo todas las nuevas posibilidades tecnológicas, logrando así apabullantes secuencias de acción —estelares y terrenales—, resueltas con animaciones digitales increíbles. También salen airosos del complejo desafío de dar sus momentos —de gloria y de fragilidad— a los numerosos superhéroes que reúnen, sin descuidar ninguna interpretación del apabullante reparto y sin perder el ritmo en los constantes montajes paralelos, que se van impulsando unos a otros hasta un desenlace inolvidable.

En este sentido, los Russo dan la campanada sobre todo en la radicalidad con que mezclan y ordenan los exitosos ingredientes habituales de la saga: acción, fantasía, tragedia, drama, humor, romance, crítica social… Una vez más, con sabrosas lecturas alegóricas en torno a las grandezas y miserias del alma humana, así como sobre el verdadero sentido de la heroicidad y de los medios lícitos al servicio al bien común. Gustará más o menos el impactante y quizás aparatoso despliegue de estos cineastas de Cleveland; pero, desde luego, nadie puede acusarles de haber tomado el camino más fácil.

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